Reflexiones Sobre
Un Hecho Triste,
Pero al mismo Tiempo
¡Maravilloso y Real!
Además del descubrimiento del fuego, tal vez uno de los hechos mas determinantes de la especie humana, fue la domesticación de los animales.
Personalmente me he peguntado muchas veces si el hombre domesticó al perro, o el perro se acercó al hombre para buscar una codependencia estupenda para ambas especies.
A través de los siglos, juntos buscaron alimento, juntos cuidaron su techo, y juntos hicieron tantas y tantas cosas mas.
Con el paso del tiempo y la evolución, el pastoreo, la caza, al arrastre de trineos, la presa, y muchas otras actividades del perro, fueron dejando en primer lugar a la guardia y protección y a la compañía.
Precisamente, hablando del amor para y de parte de los “canis familiaris”, tuve la oportunidad de presenciar un verdadero acto heroico y conjunto entre seres humanos y su “mejor amigo”.
Acaba de suceder en El Parque de Las Américas, de la colonia Narvarte.
Unos corredores se encontraron con un señor convulsionando, a quien su perro cuidaba con celo, y no dejaba acercar a nadie. Desde luego, era algo difícil intentar auxiliarlo
Sin embargo, una muchacha “de pinta”, valientemente lo agarró, y los policías del módulo llamaron al ERUM, que llegó inmediatamente.
Se le atendió, y se le subió a una patrulla, para ser canalizado a un hospital, pero el señor no tenía identificación.
A los policías y a la muchacha, se les ocurrió aflojar la cadena, y el perrito los llevó a su domicilio.
Encontraron a la esposa del señor, y se le pudo informar acerca del evento, y de donde había sido enviado su marido.
Bien por la disposición
y valentía de la muchacha,
por la eficacia de los policias del módulo,
y por la nobleza del perrito
(perrote realmente)
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