Recordando un gran hombre, empresario, filantropo, maestro, alumno, educador, extraordinario amigo, hijo, padre, abuelo, bisabuelo,judío,mexicano,visionario,sobreviviente del holocausto,religioso moderno

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Recordando un gran hombre,empresario,filantropo,maestro,alumno,educador,amigo de Israel

Marcos David Katz z'l extraordinario amigo,hijo,padre,abuelo, bisabuelo,judío,mexicano,visionario,sobreviviente del holocausto,religioso moderno.

Literalmente podía mandar a todos a volar y aun así siempre tuvo un consejo y ayuda para el que se lo pudiera y al que no lo pidiera también
Ahora seguramente estará negociando con D_ios por el bien de Israel, de México y de todas las personas de bien

Descanse en paz

Palabras del Rabino Principal de Israel, el Gaón Rabí Israel Meir Lau,  en memoria de Marcos Katz Z"L

El Gaón Rabí Israel Meir Lau
“Y Mordejai no se inclinó y no se arrodilló”. Me parece que las palabras de este versículo de la Meguila de Esther resumen la vida de este hombre, de este amigo tan querido, de quien nos despedimos hoy. ¿Qué significa ”y Mordejai no se inclinó y no se arrodilló”? Quien pasó por lo que él pasó en su infancia, en su juventud, quien sobrevivió la Shoá. Un muchacho joven.
La casa de ayer fue destruida, arrancada desde sus cimientos. El hombre comienza a esta tierna edad a recorrer los caminos de la vida y a buscar un marco de referencia, de contenido,de alma, ¡de vida! Y los vientos soplan de aquí para allá, y lo empujan en todas direcciones.

Y tenía un padre del que hasta su último día se sintió muy orgulloso, sobre el que no perdía la oportunidad de elogiar y de decir con énfasis “mi papá”. Judío con tradición, destacado erudito de la Torá, Rabí Efroim Leib, Leibush, zt”l. Y mucho gracias al mérito de su padre, y en gran parte gracias a su propia personalidad, a su carácter, a su columna vertebral. ¡“Marcos Katz” fue un hombre con una columna vertebral que no se dejaba doblar! No se inclinó y no se arrodilló ante todos los vientos que soplaron y que intentaron empujarlo de aquí para allá.

Imaginemos su comienzo. Llega a la Tierra de Israel como muchacho joven, construye un hogar con Adina —que sea bendita con buena y larga vida—. “La madre de los hijos; La
madre del hogar”, del hijo, de las hijas, de los nietos y nietas, y también de los maravillosos bisnietos.
Posteriormente llega a México. No dirige su atención hacia el comercio o hacia la industria. Llega a México para dedicarse al campo de la educación. Quisiera compartir con ustedes una experiencia que tuve con él hace muchos años, la cual rinde testimonio de su relación con la educación en México. Llegué a México la primera vez hace muchos años. Fui a su casa, en la época en que su padre —de bendita memoria— todavía vivía, y Marcos me llevó a una ciudad cuyo nombre nunca había escuchado: “Monterrey”, una ciudad industrial del país, donde había una escuela judía llamada “Maguen David”. Ahí había un Rabino, Rav Moshe Keiman, de bendita memoria. Le pregunté: “¿Qué deseas?”, y me explicó que en Monterrey se festejaban ese día los 50 años de presidencia del Rabino Keiman, Rabino de la comunidad y querido por todos como un padre, y que me pedía lo acompañase en su viaje a Monterrey. El viaje completo de ida y vuelta no debería de tomar más que medio día, y quería rendirle honor al Rabino Keiman.
La historia del Rabino Keiman es un tema en sí. Estudió con Rav Elazar Menachem Shaj en Lita, huyó de la Shoá y llegó a Cuba, donde aprendió algo de español, pero no pudo
encontrar allá una forma de ingreso y no tenía nada. Un día empezaron a buscar a un rabino para la comunidad de Monterrey, y lo encontraron en Cuba. Así fue como se convirtió en el dirigente de la vida judía de Monterrey a lo largo de cincuenta años. Y quisiera subrayar que, en aquellos días de mi visita, no había un solo caso de matrimonio mixto en Monterrey. Todos los niños y niñas de las familias judías que vivían ahí iban a la escuela Maguen David.

Volvamos al tema de mi visita. Llego a monterrey, bajo del compacto avión de Marcos Katz, ymientras descendemos las escaleras del avión nos encontramos a todos los alumnos de la escuela ahí reunidos y cantándonos Yievarejeja Hashem miTzion ure betuv Yerushalaim kol yeme jayeja.
¡Qué increíble! ¡En Monterrey, una ciudad a una hora y media de vuelo de la Ciudad de México, hay semejante tradición judía! Me dirijo a Marcos y le pregunto: “¿Pero qué tienes que ver tú con todo esto?”. Y me responde sorprendido: “¿Qué quiere decir con qué tengo yo que ver con todo esto? ¡Aquí es donde empecé! ¡A este lugar llegué! Aquí fui maestro”.
Con esto completamos la imagen de quién era Marcos Katz. Llegó de la Tierra de Israel hace dos generaciones, y quizá ya han sido tres las que han transcurrido desde entonces. Como un joven judío refugiado de la Shoá llegó hasta el otro extremo del mundo, a un lugar remoto de Occidente, para asumir el puesto de maestro en una gran ciudad industrial, donde había un puñado de judíos. En la escuela Maguen David. Ahí dejó su huella que nunca será borrada.

Se encuentran aquí presentes los representantes de las instituciones judías más importantes, quienes pueden atestiguar al unísono: donde quiera que hubo algo relacionado con kedusha, donde quiera que hubo algo relacionado con el jésed, donde quiera que hubo algo relacionado ¡“Marcos Katz” fue un hombre con una columna vertebral que
no se dejaba doblar! No se inclinó y no se arrodilló ante todos los vientos que soplaron y que intentaron empujarlo de aquí para allá.
con salvar vidas, donde quiera que hubo necesidad de impartir educación judía, donde quiera que hubo algo relacionado con la comunidad judía, algo relacionado con yajad shivtei Israel,busquen la huella de Mordejai David Marcos Katz, y ahí la encontrarán. Fue uno de los fundadores. Fue uno de los edificadores de esos hogares. No diferenciaba entre
grupos y sectores. Podrán encontrar su huella entre Jasidim y Mitnagdim. Para él no había divisiones: Lituanos, húngaros, polacos, yekim, norteamericanos, nadie era discriminado niapartado. No existe organización —y conozco “un poco” el mundo judío— donde uno se presente, llegue o visite, y Marcos no esté en la dirección, la junta directiva, sea un miembro
del concejo, sea el presidente o participe en el comité.
Debo agregar que no buscaba sólo el honor que se había ganado. No recibió nada gratis. Nada. Marcos Katz le debe a Hashem todo lo que tuvo. Y tuvo. Siempre decía: “¿Para qué
necesito todo este dinero? ¿Cuánto puedo comer? Los médicos de todas formas no me dejarían, aunque quisiera”. Estuvimos juntos —Adina seguro lo recuerda, y también Zvi— el último Pésaj, acompañados de toda la familia, los días de Jol Hamoed Pésaj y Shevií shel Pésaj, los pasamos juntos. No se encontraba en buen estado, pero ¡su mente funcionaba con gran nitidez! ¡Nunca había visto algo semejante! Parecía como la sombra de lo que fue, hoy lo puedo decir, no pude decir entonces lo que sentía, lo que todos sabíamos. Sin embargo, ahora puedo decir que realmente no se veía bien. ¡Pero qué mente! ¡Qué capacidad de razonar! Nombres, lugares, fechas y ¡qué no! En todo el mundo, no había nada que fuera preciado y sagrado para el Pueblo Judío de las últimas generaciones y en lo que no estuviera involucrado. Eso es algo excepcional. Es difícil
encontrar un ejemplo similar al suyo.
El honorable Rav Porush citó la Mishná de Pirke Avot. Ahora recordemos, para continuar el tema, la Baraita del sexto capítulo, donde Rabí Yosi ben Kisma dice: Además, en el momentoen que una persona se despide de este mundo, ni la plata, ni el oro, ni las piedras preciosas, ni las perlas lo acompañan, únicamente su Torá y sus buenos actos. Te deseamos que se cumplan en ti las palabras del versículo: “Cuando andes, te dirigirá; cuando te acuestes, te guardará; cuando te levantes, será tu conversación”. La Torá y las buenas acciones, el jésed y la tzedaká, en todos sus aspectos y niveles, el beneficio de las miles de personas que literalmente le deben sus vidas y que no puedo describir ahora, todo eso rinde testimonio a su favor en estos momentos en que asciende hacia la Yeshiva Celestial, como lo define la Mishná: “Todo el que realiza una buena acción adquiere un melitz yashar”. Miles de abogados ahora hablan en defensa de Mordejai David ben HaRav Efraim Leibush Katz. Lo defienden y dicen: “Señor del mundo, esta es el alma que cabalga en Aravot, alégrate por su llegada y dale la bienvenida”.
Y todos nosotros, los aquí presentes, nos sentimos llenos de alegría por haber tenido el privilegio de haber estado cerca de una persona a quien se le debe tanto de la vida de Torá y
de la vida en Israel, y que este mérito atestigüe su ascenso a las Cámaras Celestiales.
Les ofrezco mi apoyo a ustedes, a Adina, a Zvi, a todas las hijas, a la nuera, a los yernos, a los nietos y los bisnietos, y a toda la familia. Fortalezco sus manos. Han tenido el privilegio
de ser los descendientes y la familia de un hombre grande y especial. Y si él nos mantuvo todos estos años con su bendición de Kohén, nosotros podemos decirle: “Ve en paz y descansa en paz y mantente íntegro en tu destino para el final de los días”, y sé el Melitz Yashar de tu esposa y de toda tu familia, para las instituciones, organizaciones y personas que estuvieron contigo y que estuvieron tan cercanas a tu corazón.

Sé un Melitz Yashar para todo nosotros hasta la llegada del Meshiaj, cuando la muertesea vencida para siempre y borre H’, nuestro D-s, las lágrimas de nuestros rostros. Tehe
nishmoteja tzrura betzror hajaim. Amén.
Dovid, siempre te sentiste orgulloso de ser parte de la familia de los jasidim de Bobov.
Incluso en los años en que te sobrevino el sufrimiento,  e llenabas de alegría cuando recordabas y relatabas cómo tuviste el privilegio de sentarte sobre el regazo del sagrado Kedushas Tzion de Bobov, Hi”d, quien será conmemorado en estos días, en que se cumplen setenta y cinco años de su asesinato mientras cumplía Kidush Hashem.

No importaba si se trataba de un humilde campesino o de un jefe de Estado, a cada cual le ofrecía
toda su atención, creatividad y firme determinación.
Su Jésed, al igual que sus otras actividades, trascendíalos confines de lo posible.


 

Goldie Katz de Samson
Hija de Zvi
A mi Saba, mi queridísimo maestro:
Tú nos enseñaste que es posible, que es recomendable y que es necesario ser una persona “completa”, una persona cuyo ser contenga aspectos aparentemente contrarios:
Que es posible ser un hombre de mundo y también un judío religioso con temor a D-os; Que es posible ser un empresario exitoso y al mismo tiempo darle siempre prioridad a la
familia;
Que es posible obtener ganancias y también ser justo;
Que es posible tener éxito en los negocios y también ser una persona recta;
Que es posible ser impresionante y fuerte, y también amoroso y sensible;
Que es posible ser un hombre dinámico en este mundo, y también un estudioso y dedicado a la Torá;
Que es posible ser un hombre material, y también un hombre espiritual;
Que es posible sostener reuniones con presidentes y príncipes de todo el mundo y también presentarse como un judío orgulloso de serlo; y no sólo evitaste ocultar tu identidad judía,
sino por el contrario: siempre luchaste por el Pueblo de Israel y por el Estado de Israel;
Que es posible ser un empresario competitivo, y también un benefactor excepcional; por el increíble jésed que obraste toda tu vida públicamente, y sobre todo por el que obraste discretamente.
La educación siempre fue uno de los valores más importantes para ti. Eso te condujo a brindar tu apoyo a un gran número de instituciones educativas. Pero, por encima de todo, educaste  tus hijos, nietos y bisnietos. Nos educaste de acuerdo con todos los valores importantes y nobles en que creías. Nos enseñaste a combinar la Torá con la ciencia, lo material con lo espiritual, el estudio con la práctica, el conocimiento con el sentimiento, el éxito con la generosidad.
Y lo más importante: nos enseñaste a amar a la familia, a cuidarla y a educarla por el camino de la Torá.
Tú y Savta edificaron una familia magnífica. Sea la voluntad de D-os que nosotros, tus hijos, nietos, bisnietos y las generaciones futuras tengamos el mérito de vivir siguiendo tu ejemplo personal y de darte mucha alegría y satisfacción.
Tu nieta, que te quiere y extraña muchísimo. Nos enseñaste a combinar la Torá con la ciencia, lo material con lo espiritual, el estudio con la práctica, el conocimiento con
el sentimiento, el éxito con la generosidad. Y lo más importante: nos enseñaste a amar a la familia, a cuidarla y a educarla por
el camino de la Torá.


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Michael Katz
Hijo de Rachel
Quisiera ofrecer una disculpa por usar estas simples palabras para expresarme brevemente sobre alguien tan extraordinario.
Agradezco a todos por acompañarnos en estos momentos. Quisiera tomar unos momentos para hablar acerca de lo que es el legado.
Es tanto lo que se puede decir sobre la vida de mi abuelo y sus logros excepcionales: Él era un edificador, un creador único en su especie, capaz de crear ex nihilo, algo de la nada. Él logró lo que pocos han conseguido. En múltiples ámbitos de la sociedad, levantó imperios empezando desde cero; la familia, la Torá, la filantropía, las finanzas, las instituciones; y lo hizo extendiéndose entre los diferentes continentes y transcendiendo culturas. Sin embargo, quisiera hablarles de lo que yo considero que fue, por encima de todo, su legado
más perdurable y por el cual le estoy inmensamente agradecido: su Jésed. No se trata del tipo de jésed inscrito en una placa sobre los muros de un edificio ni de aquel publicado en los encabezados a grandes letras. Se trata, más bien, del tipo de Jésed que llena los vacíos dentro de los bien conocidos límites de la vida cotidiana.
Para Marcos Katz, el Jésed no era un simple acto que se llevaba a cabo, sino una forma de ver y desenvolverse en el mundo, un verbo permanente de existencia, una estrategia rutinaria tan humana y compasiva, que posiblemente consumió la gran parte de su famoso ilimitado vigor.
Fuera un miembro de la familia, amigo, empleado, amigo de un amigo, extraño; él se preocupaba invariablemente de resolverle sus problemas a la gente, sacrificaba su tiempo y recursos para descifrar, resolver, arreglar, enmendar, mejorar, ayudar y —con mucha frecuencia— para transformar la vida de la gente, prestando atención hasta el último y más pequeño detalle; a veces resolvía un asunto en cuestión de minutos, y a veces en cuestión de años. No importaba si se trataba de un humilde campesino o de un jefe de Estado, a cada cual le ofrecía toda su atención, creatividad y firme determinación.
Su Jésed, al igual que sus otras actividades, trascendía los confines de lo posible, rompiendo el molde de lo común y elevando las aspiraciones de aquellos de nosotros que fuimos educados a seguir el buen ejemplo por el más talentoso de los maestros.
Para mí, como para muchos otros, me imagino, este legado es su mejor regalo, una huella permanente gravada en la persona que aspiro llegar a ser, en la forma en que se debe vivir esta vida. Este es el legado al que podré rendirle honor de la manera más tangible, esmerándome por continuarlo, transmitírselo a mi hija, y compartirlo con aquellos que me rodean. De esta manera,espero, sobrevivirá el paso del tiempo y recibirán este legado las generaciones venideras.

 

Él era un edificador, un creador único en su especie, capaz de crear ex nihilo, algo de la nada. Él logró lo que pocos han
conseguido. En múltiples ámbitos de la sociedad, levantó imperios empezando desde cero


Natanel

Hijo de Ariela Saba, siempre te ha gustado ponernos on the spot, y aquí estás, haciéndolo de nuevo.

Mis hermanas y yo nos sentamos para tratar de encontrar algo significativo que decir el día de hoy.

Nos miramos entre nosotros y entendimos: este es el impacto que tuviste sobre nosotros, somos una familia. Solo juntos podemos alcanzar nuestro máximo potencial, contigo, Saba, sobre nosotros como siempre. Si algo ha cambiado, es que ahora eres todavía más intimidante.

Pero se siente bien, muy bien, sentirte tan cerca de nosotros. ¿Qué palabras usar para un adiós final? Siempre te fue muy importante que cada uno de tus nietos se acercara a saludarte.

Esta será la última vez que tendremos el privilegio de hacerlo. Fuiste tan famoso y reconocido en todo el mundo, por tu generosidad y personalidad impactante, pero para nosotros, siempre fuiste nuestro Saba; con quien podíamos contar para guiarnos, aconsejarnos, enseñarnos.

Tuvimos el gusto de pasar contigo tus últimos meses; en ellos, lo que más extrañamos, irónicamente, fueron tus regaños... que entraban directo al corazón y en los que cada palabra era crucial. Hay cosas en esta vida que están fuera de nuestro control; como lo que sucede después de dejar este mundo para ir a descansar en uno mejor.

Pero Saba, con tu indescriptible, auténticamente fuerte personalidad, hiciste posible lo imposible.

Has obsequiado a tu familia con inmortalidad. Controlaste tu vida y también lo que ha pasado después de ella; has construido, con cada respiro, una herencia eterna que se encuentra aquí contigo el día de hoy: tu familia.

Nos diste una vida llena de oportunidades. Nos enseñaste cómo vivir, cómo amar, cómo convertirnos en la mejor versión posible de nosotros mismos. Nos enseñaste el verdadero significado de la familia, y lo importante que es estar ahí el uno para el otro.

Dejaste en cada uno de nosotros una parte de ti que siempre nos guiará. Tu legado vivirá por siempre a través de nosotros. Sabemos que siempre seguirás cuidándonos a todos, el tesoro que tú y Savta crearon. La mayoría de los niños crecen escuchando cuentos de héroes.

Relatos de cómo grandes hombres en tierras extrañas y tiempos remotos lograron hazañas increíbles. Para nosotros fue prácticamente lo mismo, excepto por un pequeño detalle. Las tierras y los tiempos no eran ni extrañas ni remotos, y el héroe era muy real.

Crecimos con nuestro papá contándonos cuentos impresionantes. Historias tan asombrosas que parecían pertenecer a los libros y la imaginación, en vez de a la vida real. Estas historias eran sobre un niño de 13 años que rompió una silla en la cabeza de alguien para salvar la vida de su papa.

Un niño que se convirtió no en cualquier hombre, sino en un gran hombre. El héroe de nuestras historias de niños era nuestro Saba.

Era un hombre demasiado grande para este mundo. Basta con ver a la familia, a toda la gente reunida aquí el día de hoy, para darse cuenta que fuimos bendecidos con crecer con nuestro propio héroe. Como siempre nos has guiado con tu ejemplo, hoy nos atrevemos a seguirlo. E

ntonces, nos rebelamos contra lo que se esperaría de nosotros en esta reunión: no te dejamos, de la misma forma que tú no nos has dejado y no lo harás nunca. Tus consejos son inmortales; tu corazón abierto, eterno.

Tu voz, tu grave y ronca voz, nos enseñará —e incluso regañará, como una muestra más de tu amor— por siempre.

Ahora, estamos más cerca de ti y tú de nosotros. Ahora, podemos llevarte con nosotros a donde sea, cuando sea, para siempre. No te dejamos, de la misma forma que tú no nos has dejado y no lo harás nunca. Tus consejos son inmortales; tu corazón abierto, eterno.

Eli Portnoy
Hijo de Sara
Quisiera hablarles acerca de mi Saba. No sobre su genio empresarial, su generosidad o su lugar como el patriarca de la Familia Katz. Sabemos que fue un gran hombre, un gigante que cambió el mundo a su alrededor. De lo que les quiero hablar es acerca de la clase de abuelo que fue y de la manera en que influyó y le dio forma a mi vida.
A mi Saba le importaba yo mucho. No sólo quién era yo, sino cómo me estaba yendo, qué me preocupaba, cómo me podía ayudar. Esto me consta por dos razones: la primera, porque él y mi Savta me iban a visitar donde fuera que estuviera yo en el mundo, querían convivir conmigo y entender realmente el mundo en que yo vivía; la segunda, porque siempre que tuve que tomar una decisión importante en mi vida, mi Saba estaba ahí para enseñarme la forma de encontrarles solución a los problemas, para darme su consejo, y para finalmente ayudarme a poner en práctica nuestro plan.
Cuando tenía 15 años, fui a un campamento en el norte del estado de Nueva York. Mi Saba y mi Savta hicieron un viaje de varias horas en carretera para visitarme y conocer a mis amigos; querían ver dónde dormía y asegurarse de que estaba yo bien. Si bien él era un hombre que viajaba en avión privado y se reunía con presidentes, cuando se trataba de su nieto, estaba dispuesto a viajar el tiempo necesario por las serpenteantes carreteras, a fin de pasar unas cuantas horas conmigo y poder asegurarse de que estaba yo bien.
Cuando ingresé a la universidad, mi Saba y Savta fueron a visitarme, en esa ocasión a Philadelphia.
Una vez más, realizaron un viaje de largas horas sólo para verme y conocer mi nuevoentorno. Hicieron un recorrido por la ciudad universitaria, se interesaron por mi programa de
estudios, y me preguntaron mis calificaciones. Al final, llegamos a mi departamento en los dormitorios, donde, con mucho orgullo, les preparé un “burrito” vegetariano en mi horno de microondas, al tiempo que continuábamos conversando sobre mis estudios; así, me ayudó a elegir la dirección de mi carrera. Varios años más tarde, volvieron para la ceremonia de mi graduación y celebraron orgullosamente conmigo y mis papas ese momento tan importante en mi vida.
Cuando Judy, mi esposa, y yo comenzamos a salir, mi Saba viajó a Nueva York especialmente para conocerla. Nos invitó a cenar y dedicó todo su tiempo para ver si Judy sería una buena  compañera para mí. Quería realmente saber con quién estaba yo pasando tanto tiempo y orientarme en la dirección correcta, porque sabía que se aproximaba el momento de tomar una decisión muy importante.
Mi Saba me visitó en el campamento, en la universidad, en Seattle, en Los Angeles y en todos los lugares en donde he vivido y estuvo conmigo en todas las decisiones y momentos más importantes de mi vida. Y siempre que estuvimos juntos, e independientemente de todo lo que Me visitó en el campamento, en la universidad, en Seattle, en Los
Angeles y en todos los lugares donde he vivido.
podía requerir de su tiempo y atención, siempre me hizo sentir como si nada en el mundo le importara más que yo. Sostuvimos tantas charlas increíbles en su habitación, conversaciones en la alberca, y pláticas hasta entradas horas de la noche, llenas de historias sobre su pasado.
Toda esta atención, preocupación y amor no fueron exclusivos para mí. Mi Saba tiene diecisiete nietos, y sé que hizo lo mismo con cada uno de nosotros y que todos gozamos de una
relación excepcionalmente cercana con él. Mi Saba siempre estuvo puesto para cuando lo necesitáramos, viajó de un extremo al otro del mundo para estar con nosotros y para guiarnos en todas las decisiones que tomáramos.
Mi Saba fue un gran hombre, un benefactor extraordinario y un verdadero líder. Pero fue un abuelo todavía mejor. Te quiero, siempre te querré, y te extraño inmensamente.
Sipodía requerir de su tiempo y atención, siempre me hizo sentir como si nada en el mundo le importara más que yo. Sostuvimos tantas charlas increíbles en su habitación, conversaciones en la alberca, y pláticas hasta entradas horas de la noche, llenas de historias sobre su pasado.
Toda esta atención, preocupación y amor no fueron exclusivos para mí. Mi Saba tiene diecisiete nietos, y sé que hizo lo mismo con cada uno de nosotros y que todos gozamos de una
relación excepcionalmente cercana con él. Mi Saba siempre estuvo puesto para cuando lo necesitáramos, viajó de un extremo al otro del mundo para estar con nosotros y para guiarnos en todas las decisiones que tomáramos.
Mi Saba fue un gran hombre, un benefactor extraordinario y un verdadero líder. Pero fue un abuelo todavía mejor. Te quiero, siempre te querré, y te extraño inmensamente.

Si bien él era un hombre que viajaba en avión privado y se reunía con presidentes, cuando se trataba de su nieto, estaba dispuesto a viajar el
tiempo necesario por las serpenteantes carreteras a fin de pasar unas cuantas horas conmigo y poder asegurarse de que estaba yo bien.

No te dejamos, de la misma forma que tú no nos has dejado y no lo harás nunca.
Tus consejos son inmortales; tu corazón abierto, eterno.

 

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