Andrés Roemer conversa con Helen Fischer

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En la década de los 60, la autora se dio cuenta que no se estudiaba la sexua- lidad, a pesar de ser la parte más cercana a lo que somos

Andrés Roemer conversa con Helen Fischer

Autora de grandes obras como La anatomía del amor y Por qué amamos, Helen Fisher ha estudiado el amor romántico desde un punto de vista científico por 30 años.  Trabajó como investigadora asociada en el American Museum of Natural History, en Nueva York, antes de convertirse en profesora e investigadora de la Universidad Rutgers. Fue contratada por match.com para construir chemistry.com, sitio web que crea sistemas de emparejamiento basado en hormonas y personalidad.

¿Quién es Helen Fisher?

Primero que nada, he estado enamorada varias veces y en todas me han cortado. No he conocido a nadie… es decir, creo que nadie sale vivo del amor, en algún punto todos hemos sido heridos. Soy antropóloga, siempre he observado a la gente. También tengo una gemela idéntica; cuando era niña frecuentemente me preguntaban, tratando de estudiar la conducta de los gemelos, si nos gustaba la misma comida o teníamos los mismos amigos, y recuerdo que una mujer me cuestionó: “¿Piensan de la misma manera?”… En ese momento me cuestioné si pensábamos igual o sentíamos lo mismo. Esto se me quedó grabado y fue lo que hizo interesarme en la evolución del comportamiento humano y la manera en cómo pensamos y actuamos.

En la década de los 60, cuando realizaba mi doctorado, me di cuenta que la gente no estudiaba la sexualidad y pensé que no hay una parte más cercana a quienes somos. Así que decidí primero investigar  la sexualidad femenina, la evolución de la pareja, y después, estudiar el amor romántico.

¿Por qué no amamos para siempre? ¿Por qué las relaciones terminan cuando sentimos que podría ser para siempre? O bien, ¿por qué no está funcionando como debería?

Bueno, eso es algo que quisiera saber. ¿Por qué será que después de todo el tiempo y el esfuerzo de enamorarse de alguien, de formar un hogar juntos, de tener hijos, de construir lazos familiares y de amistad, de trabajar duro para que funcione la relación, de repente se desmorona? Estudié el divorcio en 58 culturas del mundo y en libros demográficos de las Naciones Unidas, y llegué a la conclusión que no puede ser solamente la desintegración social y el malestar de la cultura; quizá hay un aspecto biológico que explica por qué tenemos una unión de pareja y luego nos divorciamos.

OBRA. Por qué amamos, de Helen Fisher. Editorial Taurus, 2004

Después empecé a estudiar otras especies que forman unión en pareja; los pájaros –en específico los tordos– en la primavera forman un vínculo. Dos tordos construyen un nido y cuidan a sus crías juntos, pero cuando se van volando, la unión se rompe. Así que, en la naturaleza, la unión dura sólo lo suficiente para cuidar a los críos. Asimismo, también investigué el patrón humano que en Estados Unidos llamamos la “comezón del cuarto año”. Puede ser que en algún lugar de nuestra evolución se encuentran los vestigios de un patrón de enamorarse y quedarse juntos por lo menos cuatro años para criar un hijo. Muchos lo logran y tienen relaciones más largas, pero este es el patrón mundial.

No creo que en una relación a largo plazo siempre vamos a sentir ese intenso primer estado en el que estás pegado al teléfono, llorando cuando no te habla, o sin comer o dormir. En una relación a largo plazo estableces una conexión profunda, aún cuando te enojas y después tienes momentos de amor romántico. Creo que hemos desarrollado tres distintos sistemas en el cerebro para estar en pareja y reproducirnos: el impulso sexual, el amor romántico intenso y los sentimientos de profunda unidad.

Si realmente encuentras a la persona correcta y tú decides que es la correcta, le das todo porque son afines. ¿Pero puede ser que quieres probar, que el amor podría ser para siempre en muchas formas? ¿Nos podrías explicar esto?

Empecé a identificar lo que pasa en el cerebro cuando uno se enamora. ¿Por qué formamos una unión de pareja? ¿Por qué nos divorciamos? ¿Por qué somos infieles? Recientemente el sitio de internet match.com me preguntó por qué me enamoro más de una persona que de otra, y contesté: “no sé”. Nadie sabe. Lo que sí sabemos y los psicólogos conocen, es que tenemos la tendencia de enamorarnos de alguien semejante; del mismo nivel socioeconómico, inteligencia, belleza, valores religiosos y educación. Nos enamoramos de alguien que nos dará lo que necesitamos, pero no siempre. Esto se llama “intercambio de necesidades”.

También pensé que había una química, ya que somos biológicamente diferentes y estamos químicamente atraídos a cierto tipo de gente para complementar nuestra personalidad. Fue así que a partir de match.com cree un nuevo sitio para ellos llamado chemistry.com, realicé un cuestionario y tengo ahora cinco millones de personas que lo han completado.

REFLEXIÓN. Anatomía del amor, de Helen Fisher. Editorial Taurus, 1992.

¿Cinco millones?

Cinco millones en Estados Unidos, y otro millón en otros países, en el que probablemente también está México. Mi hipótesis es, y la he probado, que hemos desarrollado cuatro distintos tipos de personalidades asociados con dopamina, serotonina, testosterona y estrógeno. También hay otros químicos asociados, pero estos son los principales. Una persona que expresa mucha dopamina toma riesgos, busca novedad, es curiosa, creativa, irreverente, espontánea, impulsiva y frecuentemente generosa. Yo llamo a este tipo de persona el “explorador”. Al segundo lo nombro el “constructor”; dichas personas expresan mucha serotonina. Son calmados, sociables, populares, cuidadosos, tradicionales, conscientes, leales, frecuentemente religiosos y son muy buenos para administrar gente. Estos son los pilares de la sociedad. El tercero está asociado con la testosterona, el tipo de persona que denomino el “director”; es analítico, lógico, muy racional, directo, decisivo, de mente dura, competitivo, y muy bueno en lo que los científicos llaman “sistemas de lana”.

¿Y el cuarto tipo?

El cuarto es lo que llamo un “negociador”, el tipo de estrógeno alto; son muy imaginativos, intuitivos, tienen excelentes habilidades sociales, mantienen muy buena postura, gestos y tono de voz. Verbalmente se expresan de maravilla, ya que encuentran la palabra indicada rápidamente. Asimismo, son compasivos, altruistas, personas que nutren, pero la característica más notable es que tienen una gran visión contextual y una perspectiva holística de la vida.

¿La idea es que, dependiendo de con cuál de estos cuatro arquetipos te identificas, tienes que encontrar a una persona del mismo arquetipo?

Es lo que yo no sabía.

Por Andrés Roemer.

 

 

Fuente: ELHEALDODEMÉXICO

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