“La Asesina”. Ecos de la 60 Muestra Internacional de Cine

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Es la más Reciente Película de Hou Hsiao-Hsien

CINETECA. LA ASESINA 2

Premiado en Cannes

Como Mejor Director por Esta Película

CINETECA. LA ASESINA 3

El Realizador Taiwanés Ofrece un Tratamiento Distinto

del Cine de Artes Marciales

 

El cine chino de artes marciales, también conocido como wuxia, es fácilmente identificado por sus complejas coreografías de acción que desafían la gravedad, agitan a la audiencia y resaltan un código de honor siempre necesario en  un guerrero de la antigua China. La nueva propuesta de Hou Hsiao-Hsien es de un tenor muy distinto.

La más reciente producción de este chino, premiado como mejor director en Cannes por esta cinta, formará parte de la 60 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional; 13 años después de que su película Millenium Mambo (Quianxi manbo, 2001) se presentará en la edición 41 del 22 al 27 de marzo en la Sala 3.

China, siglo IX. A la edad de 10 años, Nie yin niang, hija de un general, es secuestrada por una monja para ser entrenada en artes marciales. Después de varios años se convierte en una extraordinaria asesina encargada de eliminar a los gobernadores corruptos de la región. Después de fallar una importante misión, su maestra le encomienda regresar a su lugar de origen para asesinar a un prominente blanco que la obligará a decidir entre el amor y la ancestral disciplina que ha regido su vida.

A pesar de contar con una trama sencilla, La asesina deja muchos elementos a la imaginación del público y no se detiene para aclarar cada paso del relato. Extraída de una novela de la lejana época de la dinastía Tang, se trata de una cinta más cercana al minimalismo que al espectáculo característico de las películas wuxia. El director optó por favorecer la escenografía con largos planos generales, capturados por la distinguida fotografía de Ping Bin Lee, e incluyendo muy pocos diálogos y aún menos escenas de acción, dejando la historia en segundo plano.

Al respecto, el cineasta taiwanés aclaró, en una entrevista para Xan Brooks, de The Guardian, que no consideraba a la trama como algo imprescindible y que su intención no era agradarle al público: “Yo no creo que la trama sea la única manera de apelar a la audiencia. La audiencia puede captar el mensaje de una película a través del paisaje, los personajes y los detalles”.

Ese estilo naturalista ya había estado presente en su obra de 1998 Flores de Shanghai (Hǎi Shàng Huā), de un ritmo pausado y meditativo. Sin embargo, sus trabajos anteriores habían dado más peso a la estructura dramática, como en The Puppetmaster (Xi meng ren sheng, 1993), Ciudad del dolor (Bei qing cheng shi, 1989) y Los chicos de Fengkuei (Fēngguì lái de rén, 1983), el filme que lo puso en la vanguardia de la Nueva Ola de Cine Taiwanés.

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