Por fin llegó el momento, le darian al Hombre la única
oportunidad en esta vida de subir dos horas a un cohete.
Amigos y parientes le recomendaron que lo disfrutara
y que al regreso les contara qué vio,qué se siente, cómo le había ido.
Una vez que se vio adentro, tocó un botón y vio que el asiento se hacia para adelante,
apretó el de junto y se hizo para atrás, i hay que bonito ! tocó otro, sonó un timbre,
se encendieron luces intermitentes, otro, y para adelante, y para atrás ¡ cómo se divertia !.
De pronto, lo interrumpieron.
Habían terminado sus dos horas.
i Cómo ! Si todavia ni despegamos.
Yo queria volar.
i Nada, para abajo !, tuvo su oportunidad, como todos,
se le fue el tiempo en apretar foquitos y demás distractores que le
impidieron realizar el anhelado e irrepetible viaje por la vida.
No hay una segunda vez, su tiempo terminó. i Para abajo !
Nos llenamos de distracciones, en vez de aprovechar nuestras dos horas de vida.
Diferentes diversiones infinitas para llenar el tiempo.
Le tengo miedo al futbol, a la televisión, a que me guste una para ganar nuestra vida.
Para aprender a disfrutar de nuestra soledad, a perder algo,
aunque si lo soltamos, quizás sea noche, miedo al juego,miedo hasta a el internet,
a la nuestras dos horas de vida.
Para aprender a disfrutar de nuestra soledad, para oír el fluido de nuestros manantiales internos,
que solo fluyen en soledad, infinitas distracciones nos hacen olvidar que la vida es corta...
y se acaba, y nos bajan de la nave y nos quedamos llenos de botones que ya no sirven para nada.
Inumerables horas y días de distracciones nos impiden despegar.
Por Rosa Nissan.
Revista Club de Golf Bellavista.
Fragmento sacado por Benjamín Sutton de el "Libro de Oro"
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