España votó en el Consejo de Seguridad de la ONU el viernes la condena a Israel por mantener pueblos y comunidades judías en lo que esa declaración denomina territorios ocupados. Nuestro gobierno nos vuelve a avergonzar profundamente, por su falta de criterio, por su seguidismo servil y bobalicón, y por la hostilidad cobarde contra nuestro amigo y aliado, Israel, la única democracia de todo Oriente Medio. Estos son algunos detalles:
– La declaración, copatrocinada por luminarias de la Democracia como Venezuela, considera “territorios ocupados” el barrio judío de Jerusalén y el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para los judíos. Una completa ignominia.
– En un burdo travestismo legal, la resolución del Consejo de Seguridad considera “territorios ocupados” lo que en realidad son territorios disputados, pues no hay frontera alguna establecida no reconocida.
– Nos guste o no, España también tiene territorios disputados: desde Ceuta, Melilla y otras plazas norteafricanas a las Islas Canarias. Su soberanía española es tan indiscutible para nosotros como cuestionada por otros. La falta de lealtad del Gobierno de España con nuestros aliados nos acabará pasando factura, y tememos que un día las frivolidades e inconsistencias cometidas por nuestros gobernantes en estos temas se volverán contra España.
– La resolución sigue tratando a los árabes palestinos como menores de edad, sin ninguna responsabilidad en su situación ni su futuro. Una especie de incapacitados mentales para organizar sus instituciones y restablecer negociaciones. Se les sigue ofreciendo una coartada perfecta para su terrorismo y la perpetuación de su liderazgo dictatorial y cleptómano.
– Esta votación también reescribe los acuerdos de Oslo que no exigían el cese o interrupción de los asentamientos para las negociaciones. En resumen, rompe la vía para la solución de dos estados. Y España es corresponsable.
– Que la condena contra los “asentamientos” judíos en la tierra de Judea venga de países como Gran Bretaña, Francia, Rusia o China no es sino otro sarcasmo de esa organización inútil y corrupta que es la ONU: Gran Bretaña y Francia tienen la desvergüenza de exigir descolonizaciones siendo los mayores colonialistas del planeta. Que España vote un asunto referido a descolonización junto a Gran Bretaña, la metrópoli de Gibraltar, es la prueba de la profunda desorientación de nuestro Ministerio de Exteriores. Rusia, la invasora de Ucrania y Georgia, la ocupante de Crimea, Osetia de Sur Y Abjasia, también exige que Israel evacue territorios. Como lo hace China, cruel ocupante del Tíbet. Esta es la medida de la farsa que ha apoyado España en la ONU.
– El gobierno de Rajoy y el ministerio de Dastis también han votado en efecto por la limpieza étnica: como ya advirtió Abu Mazen, un futuro estado palestino no tendría población judía. Los judíos serían expulsados de algunas de sus comunidades milenarias, muy anteriores a ninguna presencia árabe. Rajoy vota por que se expulse a los judíos de Judea, mientras el 20% de árabes israelíes siguen viviendo, expandiendo sus pueblos y construyendo sus casas en Israel.
– En una prueba más de perspicacia y oportunidad geoestratégica, el Gobierno Rajoy se alinea con la difunta administración Obama y su desastrosa política en Oriente Medio que deja un reguero de estados fallidos y conflictos sangrientos. Su canto del cisne es una miserable provocación, otra puñalada en la espalda al único aliado fiable de Occidente en la región. La nueva administración Trump ha avisado que variará drásticamente esa política y también su relación con la ONU. El gobierno de España, clarividente, se apunta a una administración Obama que será pasado en breve, que no desempeñará papel alguno en menos de un mes.
La resolución de Consejo de Seguridad es, por tanto, un paso más en el lamentable historial de esa institución, que continúa con su enfermiza fijación contra la democracia judía mientras evita solucionar la carnicería de Siria, a pocos kilómetros. Gracias a la ONU, la paz entre Israelíes y árabes está hoy más lejos. La irresponsabilidad de Rajoy y su gobierno tendrán parte de culpa de ello.
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