En el prólogo de mi libro “Seducción en los viajes” Sergio Sarmiento dice que para el viajero enamorado del camino, el inicio de cada jornada es motivo de entusiasmo; con el espíritu vagabundo y la mirada sobre el horizonte, se muestra abierto a la aventura y a las peripecias que indudablemente encontrará en los recovecos del trayecto.
El mar de azul profundo resplandece infinito bajo la luz radiante del sol de Miami. Desde el balcón de mi suite en el St Regis Bal Harbour siento al viento juguetear con suaves ondas en mi cabello, mientras que en el espejo marino la espuma de las olas se torna en caprichosas y fugaces formas.
Así es la vida de placeres que se vive en las playas de Miami, cuya primera escala desde el aeropuerto de la Ciudad de México comienza en cualquiera de las dos Salas Centurión de American Express. Pensadas como un beneficio exclusivo para sus tarjetahabientes, estas salas convierten a la espera en un momento de confort a través de sus variadas amenidades, tales como servicios de spa, cuidados de relajación, estética, espacios para siestas y áreas privadas para realizar juntas. Además se ofrece un menú de alimentos y bebidas creado y reinventado por el reconocido chef mexicano Enrique Olvera, brindándonos la oportunidad de deleitarnos con la amplia y deliciosa gama de ingredientes que nuestro país ofrece.
Desde el cielo, Miami deslumbra con su arquitectura moderna y vibrante, rodeada del colorido mar Atlántico y de la vegetación, en la que figuran por supuesto las palmeras altas, tan representativas en el área. Como una joya recién descubierta en este tesoro visual está el lujoso hotel St. Regis Bal Harbour, que desde su apertura en el año 2012 ha fascinado con su nivel de atención y comodidad, mismas que han sido reconocidas con el premio AAA de cinco diamantes y el Forbes de cinco estrellas.
El clima tibio de Miami se hace presente en la piscina del hotel, rodeada de blancos camastros y flanqueada por palmeras y sombrillas; ya sea en esta zona o en la playa, la atención del hotel está al pendiente con servicio de bar y comidas. El hotel es majestuoso en todo sentido y cualquier expectativa es más que satisfecha, desde su moderna y amplia arquitectura, sus servicios, su atención personalizada y por su ubicación cercana a las tiendas de Bal Harbour y de South Beach, así como a los eventos más importantes de la zona.
El Remède Spa reúne la elegancia con el confort en un ambiente relajado y espectacular, en el que se disfrutan de tratamientos deliciosos rodeados del más delicado gusto arquitectónico y mobiliario fino. El mármol y los mosaicos se fusionan en formas que rememoran la belleza de los corales y vida marina y que se admiran a través del vapor del sauna, en las once salas de tratamientos y en la ducha de lluvia de Vichy. Los pisos tibios ofrecen un descanso para las piernas, y el aroma ambiental tranquiliza al cuerpo y al espíritu. Entre sus tratamientos se encuentra el Bal Harbour Body Wrap para nutrir y suavizar la piel con barro húngaro y sales marinas.
Bal Harbour Shops ha sido catalogado como el principal centro comercial en el mundo por su productividad y sus tiendas al aire libre en las que se exhiben las marcas más lujosas. Entre sus maravillas se encuentran los sabores de su gastronomía, que pude descubrir gracias al impecable servicio de Concierge de American Express. La atención ultra personalizada va más allá de las recomendaciones de hoteles y restaurantes de alto nivel, pues se enfoca en hacer todo para satisfacer las necesidades de sus clientes. Sus recomendaciones saciaron mi curiosidad al recomendarse al St. Regis Bal Harbour así como los restaurantes más trendy y famosos de Miami.
El restaurante Makoto, homónino de su chef y dueño Makoto Okuwa, ha sido reconocido en el 2005 por la fundación James Beard además de ser uno de los hot spots Miami. Su ambientación minimalista y de luz tenue complementa su cocina exquisita, cuyos makis, carpaccios de Wagyu, arroz frito con atún y una amplia selección de sake, nos llevan en un viaje por la cocina japonesa contemporánea.
Le Zoo es un típico bistró francés nacido de un destino imaginario en la Riviera Francesa, que Stephen Starr plasmó en una atmósfera única y divertida que nos transporta a través de los sentidos a Francia. Cuenta con una extensa carta de champagne y vino, y platillos desde el Steak Frites y Trout Amandine, hasta Soup a l’Ognion y Duck Confit.
The Grill es la propuesta de comida Americana en un ambiente moderno y chic, que brinda la ilusión de flotar sobre Collins Avenue. Ofrece vistas a la vida diaria de las calles de Miami, llenas de sol, palmeras y gente bonita. En su cocina abierta se admira a los chefs creando platillos clásicos americanos con un toque difícil de definir, que hace de todo bocado una experiencia culinaria sublime, tales como el Tuna Tartare, la Grill’s Cheeseburger y una selección de Prime steaks. Y mi súper platillo favorito: la Thai Salad and Noodles, una verdadera explosión de sabores.
La visita a St. Regis Bal Harbour sólo se completa al dejarse seducir con el ambiente refinado, ajetreado y elegante de J&G Grill, un refugio aclamado por la crítica e inspirado en el chef estrella Jean-Georges Vongerichten. Sus vistas al mar son posible por sus amplias ventanas de piso a techo. Su menú ostenta creaciones innovadoras como la pizza de trufa negra con queso fontina y la tártara de atún con aguacate, rábano, y aderezo de soya-jengibre, cortes finos de carnes y las costillas con puré de manzana y jalapeño.
Viajar es coquetear con la vida, es emocionarse, es divertirse, es ir mas alla de los caminos trazados, es buscar utopías y encontrárlas, es ser creativos y llenar el mundo y los viajes de colores,texturas y sabores.
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