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Uno de ellos, Yohai Kaspi, explica lo que ha revelado la Misión Juno hasta ahora.
“En menos de un año de un plan de tres años para estudiar el planeta Júpiter, la sonda espacial Juno de la NASA ya ha confirmado o revelado datos que el Equipo Científico Juno —del que forma parte Yohai Kaspi, del Instituto Weizmann de Ciencia, en Rehovot, Israel— sólo podía hacer conjeturaras.
“Sabíamos que Júpiter nos iba a sorprender”, dijo Scott Bolton, investigador principal del proyecto Juno. “Pero ahora que estamos aquí, estamos viendo que hay mucho más. Están sucediendo tantas cosas aquí que no esperábamos que tuviéramos que dar un paso atrás y empezar a reconsiderar este planeta como un Júpiter completamente nuevo”.
En una entrevista con ISRAEL21c desde el Instituto de Investigaciones del Sudoeste de la NASA en San Antonio, Texas, donde los miembros del proyecto se reúnen después de cada órbita para analizar los datos transmitidos por la Misión Juno, Kaspi habló de los principales aspectos de la investigación, recientemente publicada en la revista Science y acompañada por 44 detallados artículos en Geophysical Research Letters.
Hecho #1: El núcleo de Júpiter contiene más elementos pesados y grandes de lo que creían los científicos, o sea entre 7 y 25 veces la masa de la Tierra. Anteriormente se creía que era entre 0 y 14 veces, aunque según el nuevo concepto es que está más diluido.
Kaspi señala que esto tiene implicaciones para entender cómo se formó el planeta, que es gaseoso, dijo Kaspi. Júpiter, el planeta más grande y antiguo del sistema solar, es igual a más de 300 veces la masa de la Tierra y tiene la mitad de la masa de todo el sistema solar, excluido el sol. Entender mejor el núcleo de Júpiter es fundamental para conocer sus orígenes.
Hecho #2: La atmósfera de Júpiter tiene una distribución de amoníaco diferente a la que se esperaba encontrar. “La distribución de los gases es diferente a lo que habíamos creído y hay una pluma [de vapor de agua] muy fuerte cerca del ecuador de cientos de kilómetros de espesor”, dijo Kaspi.
Hecho #3: El campo magnético del planeta es dos veces más potente de lo que habían creído los científicos previamente —unas diez veces más fuerte que el campo magnético más potente encontrado en la Tierra— y de forma más irregular. “Júpiter tiene un campo magnético enorme porque gira rápidamente y tiene muchas partículas cargadas”, explicó Kaspi.
Hecho #4: El movimiento de los gases del planeta afecta considerablemente su campo de gravedad, algo que los científicos sospechaban pero que no pudieron probar antes de medirlo con Juno con más precisión que antes.
Kaspi diseñó los instrumentos para el análisis de las mediciones de la gravedad del planeta.
“Todo lo que sabíamos hasta ahora por observar el exterior del planeta”, explicó a ISRAEL21c. “Juno es la primera nave espacial que no sólo toma fotografías, sino que usa un conjunto de nueve instrumentos para ver en el interior del planeta y estudiar sus procesos internos”.
Sondeos debajo de la capa nubosa
Juno, que no es tripulado, fue lanzado el 5 de agosto de 2011 desde la Estación de las Fuerzas Aéreas de Cabo Cañaveral, Fla. Kaspi y el científico Eli Galanti, del Instituto Weizmann, estuvieron entre los ingenieros y científicos que se reunieron en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de Pasadena, Calif., para observar la llegada de la sonda a la órbita de Júpiter el 4 julio del año pasado.
La nave vuela bajo sobre las nubes que cubren el planeta, a una distancia de unos 3.400 km. Hasta ahora ha completado seis órbitas, durante las cuales realiza sondeos debajo de la capa nubosa que lo cubre y estudia las auroras para conocer más sobre sus orígenes, estructura, atmósfera y magnetosfera. Cada órbita dura 53 días.
“Por primera vez tenemos la oportunidad de estudiar los flujos entre las gruesas nubes que cubren a Júpiter”, dice Kaspi, de 43 años de edad.
Kaspi, que ha trabajado con la misión desde 2008, tres años antes de que la NASA aprobara el proyecto Juno, es uno de los seis no estadounidenses del Equipo Científico Juno, que tiene 43 personas.
Después de haber prestado servicio militar en el ejército israelí, Kaspi se graduó en Física y Matemáticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén, obtuvo una maestría en Física en el Instituto Weizmann y un doctorado sobre dinámicas atmosféricas en el Massachusetts Institute of Technolgy, en Cambridge, Mass. Realizó el posdoctorado en Caltech y regresó al Instituto Weizmann hace seis años como profesor asistente en el Departamento de la Tierra y las Ciencias Planetarias.
Su investigación cuenta con el apoyo del Centro Helen Kimmel para la Ciencia Planetaria del Ministerio de Ciencia de Israel.
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