Ø Participarán Jesús Martínez, Vicente Quirarte, Jorge Ruiz Dueñas, Alberto Vital, Mario del Valle y el autor
Ø El domingo 14 de junio a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
Ø En este poema puede notarse que no discute conceptualmente, sino que plantea sus cuestionamientos a través de figuras poéticas: Eduardo Casar
El filósofo, poeta y ensayista Jaime Labastida presentará una nueva edición de su poema de largo aliento En el centro del año, en compañía de Jesús Martínez, Vicente Quirarte, Jorge Ruiz Dueñas, Alberto Vital y Mario del Valle como moderador. La Coordinación Nacional de Literatura (CNL) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita a esta actividad, la cual tendrá lugar el domingo 14 de junio al mediodía en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Por medio de la palabra poética y la filosofía, Jaime Labastida reflexiona en En el centro del año sobre el mundo que el ser humano (como individuo y como sociedad) ha creado y trasformado a través de la razón y el lenguaje. Se trata de un ejercicio filosófico en el que el autor se sitúa en el centro del año para observar y cuestionar, a través de la prosa poética, las prácticas y los arquetipos ideológicos de los que se ha valido el hombre para legitimar su realidad, ya sea en un sentido particular (a lo largo de la vida de un individuo) o general (la historia de la humanidad).
El poeta y ensayista Eduardo Casar resaltó en entrevista con la CNL que Jaime Labastida asumió la tarea de escribir poemas de largo aliento, como Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz y Muerte sin fin de José Gorostiza. Ninguno de los dos textos es “de circunstancias ni de experiencias sueltas, sino que implican el trazado de un cierto plan de desarrollo del poeta. El de Sor Juana y el de Gorostiza son poemas del conocimiento. En En el centro del año, Labastida emprende esta tarea en un solo poema de largo aliento que consta de distintas partes”, explicó.
“Gorostiza se lamentaba de que no hubiera ese tipo de proyectos y Jaime Labastida tomó esa estafeta, ese anhelo. Después, en varios libros suyos, a partir de Obsesiones con un tema obligado (1975), comenzó a buscar un poema de largo aliento. Las cuatro estaciones (1981) y Elogios de la luz y la sombra (1999) son poemas que tienen esa intención, solamente que este último está escrito en prosa, o sea que no utiliza el verso”, señaló el entrevistado.
En el centro del año de Jaime Labastida (Sinaloa, 15 de junio de 1939) está conformado por cinco cantos que hacen referencia a las estaciones del año y al significado que adquieren de acuerdo a la posición del Sol en el circular transcurrir del tiempo. Los primeros cuatro están divididos en solsticios y equinoccios. El último apartado es una síntesis o epígrafe donde el poeta intenta otorgar sentido a las dudas planteadas.
“Tiene Labastida una cualidad también sobresaliente de entre otros poetas, y es que tiene un muy buen manejo del ritmo. Su poesía va sobre el juego de equinoccios y solsticios, y luego intenta hacer una síntesis. Es un poema muy dialéctico en su desarrollo y muy medido en su forma; no resuelve las interrogantes que configura pero que sí plantea muy bien y de una manera muy memorable. Es una poesía que se pregunta por el sentido de la realidad y de la vida”, comentó Eduardo Casar.
Jaime Labastida es doctor en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); miembro fundador de El Colegio de Sinaloa y del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos; miembro y director de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), y miembro correspondiente de la Real Academia Española, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de la Cubana, además de doctor honoris causa por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Para Eduardo Casar, En el centro del año es una obra de largo aliento bien pensada y trabajada: “Jaime Labastida tiene como ventaja su formación filosófica, porque plantea ciertos problemas éticos, epistemológicos (de teoría del conocimiento), ontológicos (relativos al ser) y estéticos. En este poema se puede ver que no está discutiendo conceptualmente, sino que plantea sus cuestionamientos siempre a través de figuras poéticas, verbales”, finalizó.
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