Recuerdan a Beno Lieberman, Como Compositor, Arreglista y Promotor Musical, a 30 Años de su Muerte

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  • Familiares y amigos hablan de la labor y pasión por la música tradicional mexicana
  • Participó su hijo Ilán Lieberman

La Fonoteca Nacional cuenta entre su acervo con una parte de la colección de Beno Lieberman, conformada por 91 cintas de carrete abierto, las cuales registran grabaciones de música tradicional mexicana, de Centroamérica, el Caribe y otras partes del mundo.

Con el propósito de preservar y difundir el trabajo de Lieberman se reunieron, la noche del viernes 18 de septiembre en la Sala Murray Schafer de la Fonoteca Nacional,  Victoria Novelo, Enrique Ramírez de Arellano, Eduardo Llerenas y Rosa Virginia Sánchez, quienes acompañados por Ilán Lieberman, hijo del músico, hicieron un recorrido por los paisajes sonoros y el interés por la música de Beno Lieberman, quien falleció el 23 de septiembre de 1985.

Victoria Novelo, antropóloga y escritora, quien además desde los 16 años fue vocalista de los tríos que formó Beno Lieberman, refirió que este homenaje fue una ocasión en la que el músico continúa convocando. “Beno tejía hilos, tenía una red social monumental,  no sólo en México, sino en el mundo; escuchábamos música de todos lados”. Lo describió como un personaje fuera de lo común y encantador con quien compartió el gusto por cantar y por la música.

Beno Lieberman no sólo hacía arreglos, también componía, buscaba música, grababa, situación que lo motivó tanto a él como a sus compañeros a formar una asociación en los años sesenta. Fue así que nació la Asociación Mexicana de Folklore, AC, la cual tuvo como sede El Pesebre, “sitio donde empezamos a abrir cancha a muchos otros que cantaban; invitábamos a gente que supiera y gozara cantando”, recordó Victoria Novelo.

Entre las personalidades que pasaron por El Pesebre destacan: Álvaro Carrillo, Lilian Mendelssohn, Carlos Jasso, Jorge Saldaña, José Luis Martínez, Enrique de la Torre Villar, Enrique Lafontaine, entre otros. Asimismo, se conformaron algunas agrupaciones, como Los Folkloristas, Los Cantores de América, Trío Chicontepec, Los Colorámicos y el Trío Guaraní, por mencionar algunos.

Durante la sesión de escucha compartieron algunas grabaciones que realizó Beno Lieberman, como La malagueña ocurreña, de la Costa de Guerrero; Pajarillo jilguero, interpretada por Chico Damián y Ciro Calleja; La malagueña, interpretada por Los Marineros de Apatzingán, El conejo muleto de Panamá y Los juglares, entre otras.

Los invitados a la tertulia coincidieron que Beno Lieberman fue un hombre muy sensible, con buen oído, polifacético: era compositor, tocaba y cantaba sus piezas, se grababa y editaba, “también montó una fábrica de discos para difundir la música que interpretaba”, aludió Enrique Ramírez de Arellano, amigo e ingeniero de sonido de las grabaciones de Beno Lieberman a partir de 1970.

Eduardo Llerenas, promotor y productor de la voz tradicional de México y del mundo, quien fue uno de los impulsores y participantes de grabaciones de campo, mencionó que realizaron este tipo de actividades por el placer de escuchar la música tradicional mexicana en su lugar de origen, ya que en El Pesebre o en El Club –como también le llamaban- normalmente eran músicos estacionados en la Ciudad de México.

Viajaron por la geografía del son mexicano: la Huasteca, la región jarocha, Tixtla, la Costa Chica, el Istmo de Tehuantepec, el sur de Jalisco, etcétera.

Mencionó que tuvo gran aprendizaje de Beno, quien tuvo excelente oído para escuchar los grupos y decidir si se grababa o no. “No fue un trabajo ni etnomusicológico ni antropológico, como un ortodoxo del término, ya que Enrique es matemático, yo bioquímico y Beno músico. No teníamos esos antecedentes, lo que sí teníamos era todo este gusto por la música; fue lo que realmente nos motivó y se conjuntó perfectamente en los tres”, afirmó Llerenas.

En su oportunidad, Rosa Virginia Sánchez, investigadora e intérprete de música tradicional mexicana, consideró que el trabajo de Lieberman es una gran aportación al folclor mexicano, en particular del son huasteco, pues encontró en él interpretaciones de no menos de 50 grupos de las seis huastecas: “Fue un gran paso y encuentro real con el son huasteco”, aseguró.

Al finalizar la sesión de escucha, en el exterior de la Sala Murray Schafer, sonaron algunos huapangos interpretados por el Trío Tordo Hidalguense, quienes acompañaron en la velada a los asistentes.

GVG

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