Nuestro cerebro es una red interconectada de células, glándulas y sustancias químicas con una labor específica cada una; no obstante, Daniel Dennett piensa que todos estos elementos solo son máquinas hechas a partir de otras máquinas que llevan a cabo funciones predeterminadas para que la mente humana funcione.
La mente humana es un concepto abstracto, por lo tanto, todo lo que se genera dentro de ella es también abstracto; esta es la razón por la que Dennett establece que no somos tan especiales, pues nuestra mente es solo la proyección de las funciones de esta maquinaria tan diversa.
Dennett considera que la conciencia es real, está presente, pero que es una ilusión de la mente para hacernos creer que tenemos el control de todo lo que pasa en nuestro cerebro. Sin embargo, este control es ínfimo si lo comparamos con todas las funciones que suceden justo en el momento en que pensamos en algo. La conciencia no es más real que la pantalla de una computadora portátil; cuando presionamos un ícono, creemos tener el control, pero no podemos concebir la cantidad masiva, casi infinita de acciones sucediendo al mismo tiempo; acciones tan pequeñas y tan rápidas que apenas podemos decir que sucedieron.
Nuestra mente es el resultado evolutivo de pruebas y errores, nuestra mente evolucionó de sí misma en incontables ocasiones, y la mente humana es el resultado último de esta evolución.
Para concluir, Daniel Dennett piensa que, para finales del Siglo XXI “El uso de palabras y la opinión general de la gente instruida habrá cambiado tanto, que cualquiera podrá hablar de máquinas pensantes sin que nadie lo contradiga”.
Nuestra mente es algo que es, y siempre será objeto de estudio, pues ofrece una interminable cantidad de opciones y recovecos que podemos observar y de los que podemos aprender.
Revive la conferencia de Daniel Dennett en La Ciudad de las Ideas: http://cdi.la/8n3db
Más información: http://cdi.la/iq
Andrés Roemer
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