- Se presenta del 21 de agosto al 1 de noviembre, en El Teatro Helénico
- En esta obra, se da una clara muestra del buen teatro que se hace en México: Rafael Tovar y de Teresa
“Me llamo Slawomir Mrozek, pero a causa de las circunstancias que se produjeron en mi vida hace cuatro años mi nuevo apelativo será mucho más corto: Baltasar”.
Con estas palabras comienza el autor su autobiografía cuando, tras un ictus, sufrió afasia y la pérdida de la capacidad de escribir. Animado por sus médicos, inició el recuerdo de su vida para redescubrir su voz y su identidad.
Slawomir Mrozek (Polonia, 29 de junio, 1930–Niza, 15 de agosto, 2013), es uno de los autores polacos más controvertido.
Sobreviviente de campos de concentración y constante crítico y analista de los sistemas totalitarios, es revivido con la puesta en escena de estreno de su obra cómica “El último Preso o la Policía”, en el Teatro Helénico.
Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), estuvo presente en la función de estreno de una historia escrita en 1958, la cual figura dentro de la línea del teatro de lo absurdo, pero con ese humor negro, desgarrador, que caracteriza a Mrozek, quien incluso vivió en México durante su exilio por varios países desde los años sesenta.
El titular del Conaculta dijo que en el extraordinario estreno de El último preso, los hermanos Bichir dan una clara muestra del buen teatro que se hace en México.
Bajo la dirección de Alejandro Bichir, se da vida a esta puesta en escena que, escrita por Mrozek a finales de los años cincuenta a manera de comedia y con un humor ácido, es una crítica feroz a los sistemas represivos que, a pesar de la distancia, aún tiene una enorme vigencia.
Aunque la historia sucede en un lugar imaginario, dijo, “muchos países pueden ponerse en evidencia, cuando la gente ve este material es muy fácil identificarse con él; este andamiaje que significa el sistema represor se ve amenazado cuando el último preso del país decide abandonar la cárcel y unirse a los trabajos del gobierno.
La trama se centra principalmente en la oficina de una prisión militar, donde ya no hay población de presos, ni hay gente nueva que haya sido arrestada, pues la represión ha hecho a todos “portarse bien”, nadie critica a la autoridad, nadie quebranta la ley y nadie cuestiona el tiránico gobierno de un rey bebé y su temible tío.
Todo se descompone y en ese momento dejan de existir apoyos para los cuerpos policiacos y dejan muchas cosas de tener sentido, entre ellos, si no hay recursos qué nos vamos a robar, por ejemplo; entonces hay una serie de elementos que son muy fáciles de identificar para cualquier gente y parte de lo que le gusta mucho espectadores de esta obra es precisamente que entramos a este estado reflexivo, a través de carcajadas, a través de un sentido del humor muy ácido que tiene el autor, el cual ha sido perfectamente bien reproducido por la dirección de mi padre”.
En este sentido, Odiseo Bichir indicó que trabajar con su padre es una experiencia multicolor, porque mantienen una relación extraordinaria de comunicación, mutuo aprendizaje y crecimiento, con quien ha sido un padre muy permisivo, pero también muy crítico y, ante todo, un artista buscador de su público, alguien que comparte a través del teatro una verdad para cuestionarla e invitar al debate.
“Vaya, qué placer seguir compartiendo el escenario con quien admiras, con quien agradeces todos los días la existencia, es estimulante, muy inspirados por el modo de vivir la vida, con entrega, con pasión, es multicolor; podemos decirle ‘papá, señor director, maestro, amigo, tenemos diferencias’, también debates fuertes y construimos a partir de eso, de eso se trata el teatro que es el juego de conflicto, para que el espectador pueda decidir con toda libertad, esto no lo acepto o esto es justo lo que quiero en mi vida”.
Por su parte, Alejandro Bichir, encargado de la dirección de El último preso, dijo que decidió hacer este montaje porque se trata de una comedia divertida que le gusta a la gente, pues en una breve temporada que realizaron en diciembre pasado en el Foro Shakespeare y en algunas presentaciones en provincia, la respuesta fue muy favorable.
En esta ocasión, participa Reynaldo Rossano: “A nosotros nos complace mucho tener a Reynaldo, porque él siendo el general, va a llegar a poner orden en este caos, donde hay un preso, un sargento, un coronel; la gente realmente se muere de risa, ya nada más con ver a Reynaldo es más que suficiente”.
Ahora la puesta en escena llegará al Teatro Helénico que, a decir del menor de los Bichir, Bruno, es un lugar emblemático. “Es un hermosísimo recinto, con un abolengo ya más que probado, temporada tras temporada son proyectos muy, muy importantes para el teatro mexicano; con creadores también muy sólidos y probados, además la gente es atraída por el nombre que ha creado esta institución. El Centro Cultural Helénico nos parece a todos los teatreros del país un lugar emblemático, es importante tocar cada vez que se pueda el espacio del Teatro Helénico”.
“Dependerá mucho que se produzca la misma respuesta que se espera en los estrenos cinematográficos nacionales, cuando se insiste mucho en que acudan inmediatamente, ya que son importantes las primeras respuestas en taquilla de la asistencia del público, sucede en las salas de cine y también en el teatro, se establece un límite de tiempo, pero siempre dependerá de la respuesta del público si contamos con el favor de la audiencia”, destacó Odiseo.
En tanto, el director Alejandro Bichir insistió que “es conveniente que el público vaya a las primeras funciones, para que no deje esto al último; porque nosotros vemos una buena respuesta y a lo mejor hacemos planes para continuar más adelante, pedir una prórroga,” para seguir con la obra.
“El último Preso o la Policía”, bajo la dirección de Alejandro Bichir, se presenta en el Teatro Helénico a partir de este viernes 21 de agosto y hasta el 1 de noviembre. Ofrecerá funciones los viernes a las 20:30 horas; los sábados a las 18:00 y 20:30 horas, y los domingos a las 18:00 horas.
AGB y HBL
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