La empatía es una cualidad humana que podría definirse como estar conscientes de las sensaciones, sentimientos y pensamientos de otros, ya sean pasados, presentes o futuros; Paul Bloom, profesor de psicología en la universidad de Yale, se ha cuestionado lo que la empatía en realidad representa en la moralidad humana, estableciendo que no es precisamente necesaria, como todo el mundo piensa.
Bloom hizo una declaración valiosa, valiente y revolucionaria cuando estableció que hay una gran diferencia entre quien pensamos que somos y quien en realidad somos. Aunque la palabra “empatía” tiene diversos significados, Bloom es muy específico cuando describe la empatía a la que él se refiere.
La empatía que él sugiere podría definirse como experimentar sensaciones y sentimientos desde el punto de vista de alguien más. Sin embargo, sugiere que no debemos ser viscerales cuando tomemos decisiones emocionales, pues esto podría afectar nuestro punto de vista real.
Aunque no estamos programados naturalmente para ser empáticos, tenemos un sentido tribal que nos hace serlo con nuestros seres más cercanos, como los miembros de nuestra familia o nuestros amigos; y ejemplifica esta situación con una simple imagen: cuando una persona cercana a nosotros muere, nos sentimos más conmovidos que cuando mueren 1000 en un país en conflicto.
Otros expertos en el campo discuten el concepto de empatía de Bloom, y han propuesto diferentes perspectivas sobre cómo deben reaccionar los humanos ante los sentimientos de otros, específicamente los sentimientos negativos. El término compasión surgió en el debate y Bloom analizó la propuesta de Charles Goodman que propone que existen dos tipos de compasión: “compasión sentimental” y “compasión mayor”.
Bloom describe la primera como poner en riesgo nuestro propio estado psicológico, en otras palabras, es desgastante. Sin embargo, la segunda genera distancia entre la persona que sufre, como lo haría un terapeuta. No tener una carga emocional nos permite analizar mejor los sentimientos de otros; por lo tanto, podemos ayudarlos más que si solo sufrimos con la persona.
Bloom establece que no hay nada de malo con ser empático, pues alimenta nuestra naturaleza social, pero concluye que sentir el sufrimiento de otros no es lo mismo que el deseo de ayudar a otros.
Revive la conferencia de Paul Bloom en CDI: http://cdi.la/m5iod
Andrés Roemer
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