Juana la Loca. Parte I
por Eugenia Jolly e Iturbide
REINA DE CASTILLA, REINA DE ARAGÓN, CONDESA DE FLANDES, ARCHIDUQUESA DE AUSTRIA.
Juana de Castilla es uno de los personajes más conmovedores de la historia de España y de México. Porque no hay que olvidar que Juana fue la primera soberana de la Nueva España, ya que nuestro país fue descubierto, conquistado y evangelizado durante su reinado.
Juana de Castilla fue una reina sin corona. Una mujer apasionada cuya mayor falla fue amar hasta el delirio a un hombre que la colmó de injurias y afrentas. Una mujer que defendía el amor empecinadamente, en un momento en el que el amor no importaba. Fue también una víctima de los personajes que ansiaban el poder y la monarquía más poderosa de la época, España: su marido Felipe, llamado «el Hermoso», su padre Fernando el Católico y su propio hijo Carlos v.[1]
La vida de Juana de Castilla se desarrolló en una época de cambios asombrosos: nuevas rutas marítimas surcaron misteriosos océanos, dando lugar a una creciente comunicación entre los pueblos de los distintos continentes; un mundo en expansión, un periodo histórico repleto de intrigas, conspiraciones, alianzas y guerras.
Juana nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479, tercera hija de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. La mayor, Isabel;[2] el segundo, Juan,[3] infante heredero, y sus dos hermanas menores, María[4] y Catalina de Aragón.[5]
Juana y sus hermanos pasaron su infancia viviendo en los palacios regios a los que llegaba la corte nómada de los reyes Isabel y Fernando, quienes estaban totalmente entregados a sus tareas de Estado: yendo de un lado a otro, tratando de pacificar el territorio en sus constantes guerras contra los musulmanes; presidiendo las cortes o promocionando empresas como el viaje de Colón. No sería muy arriesgado suponer que por las ausencias obligadas de sus padres Juana pudo haberse sentido triste y solitaria, aun entre sus hermanos.
Cuando tenía 15 años sus padres le informaron que se había negociado su matrimonio con el archiduque Felipe de Habsburgo, el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano i, de la casa de Austria. En agosto de 1496, antes de cumplir los 17 años, se embarcó en una fortísima escuadra dispuesta por sus padres para su protección y resguardo con rumbo a Flandes. No hubo ni grandes festejos ni fiestas especiales, únicamente fue acompañada por la reina Isabel, que en el puerto de Laredo despidió a una criatura nerviosa y asustada que subía a un barco rumbo a un país nuevo y desconocido.
Eugenia Jolly e Iturbide es una lectora prolija y memoriosa. Es historiadora por vocación y se ha dedicado en especial a estudiar la historia de las monarquías y sus personajes. Todo esto la convierte en una gran conversadora.
[1] «insertar nota al pie» 1 El hijo de Juana de Castilla, Carlos i de España y v de Alemania, es considerado —técnicamente— usurpador del trono de su madre. Con los años, Carlos dejó este trono a su hijo —Felipe ii— en octubre de 1555, seis meses después de la muerte de Juana.
[2] «insertar nota al pie» 2 Isabel llegaría a ser reina de Portugal al contraer nupcias con Manuel i, el Grande, rey de estas tierras.
[3] «insertar nota al pie» 3 Juan dejó viuda a Margarita de Austria, hermana de Felipe el Hermoso.
[4] «insertar nota al pie» 4 María se casó con el viudo de su hermana Isabel, por lo que también fue reina de Portugal.
[5] «insertar nota al pie» 5 Catalina fue reina de Inglaterra, esposa de Enrique viii y madre de María Tudor.
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