La Orquesta Sinfónica de Minería ofrece en su quinto programa, dos extraordinarios conciertos con la presencia en el podio del formidable director israelí Lior Shambadal, reconocido por muchas de las principales orquestas internacionales y que, finalmente, hace su debut con “Minería”, ya que es un antiguo conocido de nuestros conjuntos sinfónicos como la OFUNAM y la Sinfónica Nacional.
El solista de estos conciertos será Andrew Bain, primer corno de la Filarmónica de Los Ángeles, seleccionado y nombrado por Gustavo Dudamel y admirado por sus muchos de sus colegas cornistas.
Bain, quien ya realiza una destacada carrera internacional, tocará el Primer concierto para corno y orquesta en mi bemol opus 11 de Richard Strauss (1864 – 1949)
El compositor alemán, Strauss, se había interesado, desde muy joven, por el instrumento que tocaba su padre, quien era cornista en la Ópera de la Corte de Múnich, y a los 19 años compuso esta obra en la que recrea la música concertante del Romanticismo del siglo XIX.
Este concierto exige del solista un estilo de bravura virtuosística durante casi toda la obra y destaca por la vitalidad juvenil del compositor.
Cabe mencionar que, casi sesenta años después, en 1943, Strauss volvería a abordar dicho instrumento, escribiendo un Segundo concierto para corno, que fue una de sus últimas obras importantes.
La segunda parte de este programa está conformada sólo por la monumental Séptima sinfonía de Anton Bruckner, monumental en más de un sentido, pues, además de su duración de poco más de una hora, destacan su grandioso y profundo concepto musical, su uso inusitado de la orquesta a la que otorga una sonoridad espectacular y deslumbrante a pesar de usar casi una orquesta clásica aumentada en las últimas sinfonías y su conmovedor Segundo Movimiento, “como un coral”, que parece anunciar los grandes Adagios de Gustav Mahler, además de su poderosa culminación central.
Hay que tener presente que para muchos musicólogos, después de Ludwig Van Beethoven, Brickner es el otro verdadero gran sinfonista del siglo XIX, sin dejar de considerar también, por supuesto, a su contemporáneo Johannes Brahms.
De una belleza y profundidad conmovedora en sus dos primeros movimientos, Bruckner aprovecha los ritmos y danzas austriacas en los dos últimos movimientos.
Asimismo la sinfonía destaca por su uso de las tubas wagnerianas, primera vez que Bruckner las utilizó en sus sinfonías y primera vez que se incluyeron en una obra de concierto.
De hecho, la obra es un homenaje casi premeditado a su admirado Richard Wagner, quien falleció cuando Bruckner aún no terminaba el Adagio de la Sinfonía.
Después de tres décadas, finalmente Anton Bruckner regresa a la Orquesta Sinfónica de Minería; o la Orquesta Sinfónica de Minería
regresa a Anton Bruckner.
Pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar uno de los grandes monumentos sinfónicos del místico e inspirado compositor austriaco y ésta será una oportunidad imprescindible.
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Las presentaciones regulares serán el sábado 30 de julio a las 20 hrs y el domingo 31 a las 12 horas, en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario.
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