- Este año, el fastuoso montaje de la Compañía Nacional de Danza ofrecerá nueve funciones del 17 al 23 de diciembre
- Contará con 80 bailarines y 70 músicos de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigidos por Srba Dinic
- Los boletos estarán a la venta a partir de este sábado 12 de noviembre
Dieciséis años de tradición respaldan al más fastuoso y espectacular montaje de El Cascanueces en un escenario mexicano, con magníficos bailarines y música en vivo, interpretado por la Compañía Nacional de Danza, que este año llegará al Auditorio Nacional, del 17 al 23 de diciembre, con nueve funciones.
Un total de 80 bailarines en escena, entre los cuales habrá niños y jóvenes de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA, y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes con 70 integrantes, bajo la batuta del maestro Srba Dinic, ofrecerán la versión íntegra del afamado ballet con coreografía de Nina Novak, basada en la original de Lev Ivanov, y música de Piotr I. Tchaikovsky.
Con esta temporada la Compañía Nacional de Danza, dirigida por Mario Galizzi, celebra 36 años de presentar este ballet y 16 de hacerlo en el Auditorio Nacional, donde la escenografía de Laura Rode se adapta al espacio monumental del foro, para mostrar un espectacular Árbol de Navidad y un enorme sillón, que son elementos importantes de la pieza dancística.
Esta puesta en escena, que se ha convertido en un clásico de la temporada navideña en la capital del país, fue reconocida con su cuarta Luna del Auditorio en la categoría Ballet, durante la pasada entrega de este galardón que otorgan el público y especialistas de la industria del espectáculo en vivo en México.
La obra
El Cascanueces está dividido en dos actos: en el primero se cuenta la historia de Clara, niña que en vísperas de Navidad recibe de su padrino, Herr Drosselmeyer, un cascanueces con figura de soldado, objeto que provoca la envidia de su hermano Fritz.
Ya en su cama y arropada por los sueños, Clara comienza a empequeñecerse hasta alcanzar el tamaño de sus juguetes más preciados. Repentinamente se encuentra en una batalla entre ratones y su cascanueces, a quien ella salva. El instrumento de madera cobra vida y en señal de agradecimiento invita a la niña a visitar un reino al que sólo ingresan los más nobles espíritus.
El segundo acto narra el paseo de Clara y el cascanueces. Arriban al País del Azúcar, una insólita región donde desfilan diversos personajes que interpretan danzas de lejanas regiones: el chocolate de España, el café de Arabia, y el té de China son algunos de los célebres cuadros donde se conjuga el talento y la gracia de los bailarines con la música de Tchaikovsky. A esta altura es fácil reconocer que uno ha escuchado esta música en infinidad de caricaturas y películas.
Historia de la coreografía
Ernest Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822), escritor y compositor alemán nacido en Prusia, redactó en 1816 el cuento El cascanueces y el rey de los ratones, publicado originalmente en una colección infantil. Alexandre Dumas lo adaptó al idioma francés y le cambió el título por el de El cascanueces de Nuremberg. Esta traducción, conocida por el director de los Teatros Imperiales de San Petersburgo, Ivan Alexandrovitch Vsevolojski y el coreógrafo Marius Petipa, los inspiró en 1891 para invitar al compositor ruso Piotr I. Tchaikovski a realizar su versión en ballet.
Petipa era un coreógrafo respetado y apreciado por su obra, pero por una experiencia previa Tchaikovsky sabía que era complicado trabajar con él, pues en su afán de apurar el proceso creativo, la mayoría de las veces montaba coreografías sin que estuviera terminada la música, poniendo en aprietos al compositor en turno.
Sin mucho entusiasmo, Tchaikovsky aceptó el encargo y en enero de 1891 comenzó a trabajar con Petipa; en consecuencia, las exigencias del coreógrafo agudizaron la depresión del autor de la Obertura 1812. Pero Petipa cayó enfermo y se vio obligado a dejar el desarrollo del proyecto en manos de su asistente, Lev Ivanov, quien no dejó de reconocer que se basó en los conceptos de su mentor. La presencia y chispeantes ideas de Ivanov avivaron el ánimo de Tchaikovsky, que de la indiferencia pasó a la más irrestricta pasión por El Cascanueces.
Con apego a la coreografía original de Lev Ivanov, El Cascanueces en el Auditorio Nacional es una obra que combina de manera atinada la magia y los sueños de la infancia con una escenografía vistosa. Si a ello se suma la música en vivo y el acento único que aportan los niños que de espectadores se convierten en cómplices de Clara, el resultado es una tradición que refulge en cada función y que invita a la sorpresa y al gozo.
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La Compañía Nacional de Danza presenta el ballet El Cascanueces en el Auditorio Nacional (Reforma 50, Bosque de Chapultepec), durante diciembre: Sábado 17, martes 20 y miércoles 21, 20:00 horas; domingo 18, jueves 22 y viernes 23, 17:00 y 20:00 horas.
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