- Dirigida por el venezolano Lorenzo Vigas, es la primera película latinoamericana que triunfa en Venecia
- La obsesión del director por la paternidad, lo lleva a narrar la relación entre dos hombres en un país de convulsión social y tensión entre clases
El desequilibrio económico al que se ha enfrentado en los últimos años Venezuela ha provocado una evidente desigualdad entre sus habitantes, desatando la desilusión y la inconformidad. Hablamos de un país con inflación acumulada en 2015 del 180 por ciento. Aunado a esto se encuentra la incertidumbre política que ha caracterizado a esta nación en años recientes.
El primer largometraje de Lorenzo Vigas, Desde allá (2015) logra dimensionar y proyectar estos problemas a través de la relación entre un hombre maduro y un joven. La ganadora del León de Oro en la 72° Mostra Internazionale d'Arte Cinematografica di Venezia forma parte de la 60 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional y se proyectará del jueves 24 al martes 29 de marzo en la Sala 1, Jorge Stahl.
Armando, un homosexual de 50 años de edad, es dueño de un laboratorio de prótesis dental. Por las tardes frecuenta las paradas de autobús de los barrios pobres de Caracas, con el fin de ofrecer dinero a los jóvenes a cambio de su compañía. A la par de esta actividad la obsesión por su pasado lo hace perseguir a un hombre mayor. Todo cambia cuando conoce a Elder de 18 años quien pertenece a una pequeña banda delictiva. Su encuentro que, en un principio se torna violento, trasformará la vida de los protagonistas al convertirse una relación casi paternal.
La película avanza de manera lenta, con una cámara íntima que hace resaltar la enredada psique de los personajes sin dejar de lado el ambiente en el que navegan. El director de 45 años estudió biología molecular, de ahí nació su interés por la condición humana.
Pareciera que la homosexualidad es el eje principal de este relato, pero como el propio cineasta lo ha declarado, gira “más sobre las carencias afectivas en un país que ha estado bastante convulsionado últimamente y con una gran tensión de clases. Representa una relación paternal entre dos personas" (BBC Mundo).
El filme cuenta con la participación en la producción de Michel Franco y en el guión de Guillermo Arriaga, Gabriel Ripstein y Alfredo Castro. Se trata de la segunda entrega de una trilogía que el realizador inició hace algunos años con el cortometraje Los elefantes nunca se olvidan (2004), donde el tema central es la paternidad. El también hijo del artista plástico Oswaldo Villegas ha declarado que esta obsesión no tiene nada que ver con su padre, ya que con él mantuvo una relación afectiva y cariñosa.
Esta obra está habitada por protagonistas oscuros y solitarios. No llega a los extremos de crueldad en la pantalla mostrada por el cine de Franco o los guiones de Arriaga para Iñárritu. Está más cerca del mundo entre perturbador y peligroso de Larraín o Ripstein hijo; trabaja sobre esa visión del mundo desesperanzada y angustiante. (otroscines.com).
Otros medios especializados han destacado la falta de banda sonora en el filme como una de sus características principales. Las largas tomas cargadas en su mayoría de silencio hacen del trabajo de Vigas un filme reflexivo. En un texto para El Universal Caracas, Santiago Quinteros señala que nos encontramos aquí con "un cine donde la imagen muestra y el espectador demuestra". Es también una película cruda en su mayoría acompañada por una cámara en primer plano.
El personaje de Elder, hizo ganar a Luis Silva el premio a mejor actor en el Festival de Biarritz. La joven promesa venezolana ha logrado impactar a la crítica, siendo comparado con Gael García Bernal. Entre el elenco también se encuentra el actor chileno Alfredo Castro (No, El club) quien interpreta a Armando. Tanto Castro como Silva, logran reflejar el drama psicológico que envuelve a la película.
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