Buenas noticias sobre tratamientos para el Covid_19
Nuestra Colaboradora Maria Alejandra Molina realizo una interesante nota sobre como Científicos chinos aplicaron transfusiones de plasma con anticuerpos (desarrollados por pacientes recuperados de la enfermedad).
4 de 5 pacientes reaccionaron de manera positiva. Aunque los resultados no son concluyentes por el número reducido de pacientes a los que se le realizó el estudio, al menos son promisorios.
EEUU está aplicando el estudio de manera masiva para determinar resultados concluyentes respecto al tratamiento de plasma con anticuerpos de SARS-COV-2.
En otras notas al respecto hoy se comenta
Los científicos que se apresuran a evitar una oleada de infecciones de coronavirus muestran un renovado interés en una medicina poco conocida: el plasma convaleciente.
A medida que los científicos de Estados Unidos trabajan para evitar un maremoto de pacientes con COVID-19, también muestran un renovado interés en una medicina poco conocida con raíces antiguas y muchas aplicaciones modernas: plasma convaleciente.
Es una medicina que ahora corre por las venas de al menos 86 690 personas en China y en otros lugares, todos los cuales se han unido a una fraternidad de sanadores potencialmente poderosos. Estos son individuos que han sido infectados con el nuevo coronavirus y sobrevivieron.
Los científicos creen que los anticuerpos generados por el sistema inmunitario de estos pacientes recuperados los protegerán de la reinfección, al menos por un tiempo.
Y si esos mismos anticuerpos se pueden extraer de su sangre y volver a empaquetar de manera segura para administrarlos a otros, pueden hacer algo más notable.
En pacientes afectados con COVID-19, podrían aumentar la respuesta del sistema inmunitario a la infección, haciendo que su enfermedad sea más corta y menos grave.
Cuando se transfieren a personas que aún no están infectadas, esos anticuerpos podrían actuar como una vacuna, enseñándole al sistema inmunitario del receptor cómo reconocer y combatir el virus SARS-CoV-19.
En resumen, a medida que esta pandemia se extiende por todo el mundo, el suero convaleciente tiene el potencial de salvar vidas.
“Este no es un tratamiento comprobado”, advirtió el comisionado de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, Stephen Hahn, en una sesión informativa de la Casa Blanca el jueves. Pero lo llamó “un área bastante inquietante” y describió un esfuerzo en el que participaron muchas agencias federales.
Los científicos chinos también han reconocido el uso de la sangre de individuos recuperados como un tratamiento potencial para la infección por COVID-19.
Con la espera para una vacuna estadounidense de hasta 18 meses y tratamientos efectivos aún no identificados, algunos científicos creen que el plasma convaleciente podría proporcionar un puente hacia la seguridad.
Reconocen que los problemas de seguridad, efectividad y practicidad aún deben resolverse. Pero hacen hincapié en que este enfoque tanto para el tratamiento como para la prevención podría desarrollarse de manera rápida y es viable económicamente. Agregan que sus riesgos pueden minimizarse con las mismas reglas y sistemas que actualmente mantienen el suministro de sangre de Estados Unidos, entre los más seguros del mundo.
“Estamos trabajando febrilmente” para explorar el potencial del plasma convaleciente para el COVID-19, manifestó el Dr. Arturo Casadevall, inmunólogo y experto en salud pública de la Universidad Johns Hopkins. “Esta es la única opción para este país”.
En los últimos días, Casadevall y la Dra. Liise-anne Pirofski, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina Albert Einstein, han estado organizando un grupo de expertos para diseñar un medicamento basado en plasma convaleciente y realizar ensayos clínicos para probar su seguridad y efectividad. Más de 20 instituciones de investigación están involucradas en el esfuerzo.
Casadevall dijo que esperaba reunirse con funcionarios de la FDA para obtener la aprobación de tres ensayos clínicos de sangre convaleciente y conseguir el apoyo del gobierno federal para el esfuerzo.
Trabajando con funcionarios del banco de sangre en Nueva York, los investigadores esperan recolectar la sangre de los residentes de Estados Unidos que hayan confirmado infecciones de las que se han recuperado o que crean que han resistido una infección.
“No es una idea nueva, es muy antigua”, señaló el virólogo de UC Irvine Michael J. Buchmeier, quien ha estudiado el uso del plasma convaleciente durante décadas.
En una era donde los anticuerpos genéticamente modificados son la nueva norma, el plasma convaleciente parece pintoresco. Y para las compañías farmacéuticas que requieren un mercado rentable para justificar el diseño y la producción de una nueva vacuna, es un enfoque claramente no rentable, precisó.
“Pero el hecho es que no hay razón para que, si se selecciona y se analiza adecuadamente, no pueda funcionar”, manifestó. La única pregunta, agregó, es si la crisis actual es lo suficientemente urgente como para volver a un enfoque de ‘prueba-verdad’ que ha salido a su favor.
A principios del siglo XX, se utilizó plasma convaleciente durante los brotes de polio, sarampión, paperas y gripe, incluida la devastadora pandemia de gripe de 1918. Luego, el proceso a menudo era tan primitivo como poner a dos pacientes, uno enfermo y el otro recuperado, en un par de camillas adyacentes y pasar una línea de transfusión de sangre entre ellos.
Hoy, el proceso sería mucho menos simple.
Primero, los investigadores tendrían que discernir cuándo los niveles de anticuerpos contra el COVID-19 de los pacientes recuperados alcanzan su máximo y cuánto tiempo les lleva eliminar completamente el virus. Ambos requieren el uso de pruebas que solo se usan en los laboratorios de investigación de hoy en día, un obstáculo práctico que requeriría la acción de la FDA. Luego, separarían y extraerían los llamados anticuerpos neutralizantes de la sangre donada. Después, los trabajadores de laboratorio agregarían esos anticuerpos en grandes lotes y purificarían el suero resultante.
En promedio, detalló Casadevall, los anticuerpos neutralizantes recolectados de un individuo recuperado robustamente podrían tratar o inducir inmunidad en incluso otros dos. La terapia podría realizarse en lotes que combinarían el plasma de hasta 1000 pacientes recuperados, produciendo muchas dosis a la vez.
Sin embargo, antes de que se pueda usar, su seguridad y eficacia necesitarían ser rigurosamente probadas.
Además del riesgo de transmitir virus no relacionados a los receptores, existe la misma preocupación planteada por las vacunas que usan virus vivos atenuados: que algunas personas desarrollarán la infección por COVID-19.
Otra preocupación es que los receptores que ya están enfermos podrían desarrollar reacciones poderosas del sistema inmunológico que quizá causarían más daños, o incluso la muerte.
La Johns Hopkins ya aprobó los contornos generales de un ensayo clínico de terapia de plasma convaleciente como un medio para proteger a los trabajadores de la salud, apuntó Casadevall. Estas son personas que estarán continuamente expuestas al nuevo coronavirus y necesitan ayuda inmediata, declaró.
Los científicos también esperan probar la terapia en pacientes recién infectados que han comenzado a desarrollar síntomas preocupantes pero que aún no necesitan un ventilador. Si eso tiene éxito, podría probarse en pacientes críticos, precisó Casadevall.
Con suerte, “podríamos tener datos para fines de junio”, consideró Casadevall, quien con Pirofski presentó recientemente el caso del plasma convaleciente en el Journal of Clinical Therapy.
Tal terapia no proporcionaría inmunidad a largo plazo, advirtió. Pero al menos podría brindar a los trabajadores de la salud una medida de protección hasta que una vacuna esté lista para un uso amplio, señaló.
El uso de pacientes recuperados para ayudar a los enfermos y aún no infectados está muy extendido en la medicina moderna.
Cualquiera que haya sido mordido por un animal rabioso, recibido un trasplante de médula ósea o dado a luz a un niño probablemente haya recibido una forma de suero de convalecencia. Se utilizan para aumentar la respuesta inmune a la infección de la rabia, para proteger a las pacientes con cáncer de contraer el virus del herpes durante un trasplante de médula ósea y para proteger a los bebés de contraer citomegalovirus de sus madres durante el parto.
El plasma convaleciente se utilizó ampliamente durante la epidemia de Ébola de África occidental de tres años que finalizó en 2016, aunque su efectividad no se estudió rigurosamente. Más recientemente, se ha utilizado para tratar a personas con síndrome respiratorio del Medio Oriente, o MERS.
Como protección contra el coronavirus que causa MERS, los anticuerpos neutralizantes extraídos de los monos macacos que se habían recuperado de la enfermedad pudieron proteger a los macacos sanos y evitar que se enfermaran cuando se infectaron, detalló el Dr. Stanley Perlman, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de Iowa.
Hay muchos detalles por resolver, subrayó Perlman, que estudia los coronavirus y sus tratamientos. Pero el plasma convaleciente tiene un amplio valor que es demasiado bueno para dejarlo pasar, manifestó.
“Creo que vale la pena intentar ver qué pasa”.
Mientras que de acuerdo a CNN
La FDA acelera el uso de un tratamiento de plasma sanguíneo contra coronavirus
a Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) dijo el martes que está acelerando el uso de un tratamiento de plasma sanguíneo para pacientes gravemente enfermos con el coronavirus, lo que facilita a los médicos probar otra herramienta para atacar la enfermedad.
La FDA dijo en un comunicado de prensa que está “facilitando el acceso” para pacientes con infecciones potencialmente mortales al plasma sanguíneo tomado de una persona que se recuperó después dar positivo por el virus.
Es un tratamiento que el estado de Nueva York está buscando en ensayos clínicos, dijo el gobernador Andrew Cuomo el martes.
El proceso, conocido como terapia derivada de plasma o “plasma convaleciente”, involucra a los médicos que evalúan el plasma de las personas que se recuperaron para detectar anticuerpos contra el virus y luego inyectan ese plasma, o un derivado del mismo, en la persona enferma.
La medida es un “gran paso” hacia adelante, dijo el Dr. Arturo Casadevall, jefe de microbiología molecular e inmunología de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, quien abogó por el tratamiento con plasma.
“Tiene una alta probabilidad de funcionar, pero no sabremos si funciona hasta que esté hecho” y suficientes pacientes hayan sido tratados, dijo. “Sabemos que, según la historia, tiene buenas posibilidades”.
Ensayos
La medida se produce cuando Estados Unidos registró su día más mortal desde que comenzó el brote. Más de 150 muertes por covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus, fueron reportadas en EE. UU. el martes, según un recuento de CNN. Al menos 700 personas en EE. UU. han muerto y más de 53.000 han dado positivo por el virus.
Cuomo dijo que su estado también busca analizar la sangre de las personas en busca de anticuerpos e inmunidad al coronavirus.
“Eso sería muy importante para nosotros porque entonces los trabajadores de la salud podrían volver a trabajar, hay trabajadores que podrían regresar al sector privado”.
El Departamento de Salud del Estado de Nueva York también está implementando ensayos clínicos para el medicamento contra la malaria hydroxychloroquina y el antibiótico azitromicina. Los pacientes hospitalizados con coronavirus moderado o grave serán elegibles para recibir el tratamiento.
“Esos son los pacientes en los que que creemos que puede tener el mayor impacto, por lo que queremos centrarnos en ellos”, según un funcionario de salud de Nueva York.
Un segundo ensayo de la Universidad de Nueva York está explorando si la hidroxicloroquina se puede usar como medida preventiva para tratar preventivamente a las personas que no tienen el virus pero que están en contacto con las que sí, según un correo electrónico visto por CNN que fue enviado por un miembro de la Junta de Revisión Institucional del Departamento de Salud de Nueva York.
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