Ø Coreografía que demanda un alto nivel técnico, artístico e histriónico
Ø Se escenificará los días 20, 21, 23 y 25 de junio en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes
Con la participación de más de 60 bailarines en escena, la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) presentará Giselle, un ballet romántico basado en la leyenda germánica de las wilis que exige un alto nivel técnico, artístico e histriónico por parte de los intérpretes.
Las funciones se realizarán en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el sábado 20 de junio a las 16:00 y 19:00 horas, el domingo 21 a las 17:00, y el martes 23 y el jueves 25 a las 20:00.
En esta temporada, los roles principales de la coreografía de Jean Coralli y Jules Perrot serán interpretados por los primeros bailarines de la agrupación: Mayuko Nihei, Blanca Ríos, Erick Rodríguez y Argenis Montalvo, quien, por primera vez, hará el papel de Albrecht.
En conferencia de prensa, Mayuko Nihei, quien ha dado vida a Giselle en diversas ocasiones, señaló que se trata de un ballet muy difícil y dramático, con una escena de locura que es diferente en cada función. “Me encanta Giselle en el segundo acto porque es muy sensible. Cada vez que la bailo quiero llorar por su belleza”.
En su intervención, Argenis Montalvo dijo que con Albrecht, en su debut como primer bailarín, ha descubierto muchos aspectos del personaje y de sí mismo: “En el primer acto es muy seguro de lo que puede llegar a ser, mientras que en el segundo se siente muy mal por lo que hizo. Esas dos partes han sido muy difíciles de asimilar, pero al mismo tiempo he aprendido mucho de él y seguiré haciéndolo en lo técnico y artístico”.
Bárbara Treviño, por su parte, señaló que Myrtha, la reina de las wilis, es un rol muy demandante porque requiere de una técnica muy fuerte y muchos saltos. “Es un papel que me encanta. La variación que realizo sola durante el segundo acto es uno de los momentos más hermosos que he tenido como bailarina”.
La maestra Tihui Gutiérrez afirmó que la riqueza de Giselle radica en el juego de lo terrenal y espiritual. “En el primer acto, la Compañía se despliega con danzas muy vigorosas en las cuales participan todos los bailarines, y en el segundo, presenta a uno de los cuerpos de baile más demandante en técnica y estilo, con una emblemática diagonal de todas las wilis en línea”.
Resaltó, asimismo, el elemento histriónico de la obra, ya que los bailarines requieren llegar a un grado emocional catártico para que los espectadores se cimbren con la tragedia del primer acto y con la tristeza que envuelve al último baile de Giselle y Albrecht.
“Aunque es un clásico, se presenta de manera diferente de acuerdo a lo que cada bailarín le aporta”.
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