Institutos de belleza, safaris, cruceros y paquetes turísticos excepcionales, alta gastronomía, viajes espaciales... Incluso en tiempos de crisis, el mercado del lujo goza de una salud de hierro (un dato llamativo, incluso insolente), pero ha adoptado, advierte el filósofo francés Yves Michaud.
Una nueva cara: no se trata ya tanto de un lujo basado en los objetos sino de un lujo de la experiencia.
Yves Michaud da cuenta de las astutas estrategias de posicionamiento llevadas a cabo por las grandes firmas que venden glamour.
Además, señala lo sintomático de ese frenesí contemporáneo del lujo, tras el cual hay un individuo que busca desesperadamente su identidad.
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