Reflexionan Especialistas Sobre Sociedad y Conmemoración del Holocausto

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En la BIBLIOTECA DE MÉXICO

Recordar Esta Fecha es Refrendar un Compromiso con la Verdad, la Moral y el Bien:

Judit Bokser

 

Ante realidades que son difíciles de comprender, los puntos de vista de cinco especialistas se conjugaron para abrir el conocimiento, la sensibilidad y la atención del público a un periodo trágico de la historia, el Holocausto.

 

Se destacó que no importa el espacio o el lugar donde se hagan estos circuitos de reconocimiento de lo ocurrido dentro de la Segunda Guerra Mundial, lo importante es el lugar que ocupan en la memoria, ya sea que se conmemore en Auschwitz, en Washington, en Jerusalén, en Buenos Aires o en la Ciudad de México.

 

La sociedad es un mosaico conformado por diferentes grupos, culturas, sociedades, etnias, cultos religiosos, con diferentes memorias que tienen un compromiso con la verdad, señaló Judit Bokser Liwerant, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y moderadora de la Mesa II Sociedad y conmemoración.

 

Por su parte, César Benedicto Callejas, especialista en estudios judaicos y doctor en derecho por la UNAM, se refirió desde la metáfora a quienes sobrevivieron y a quienes no dispusieron de esa fortuna, tal fue el caso de Primo Levi y Hurbinek, el primero, un sobreviviente del Holocausto que más adelante escribiera sobre Hurbinek, un pequeño niño hijo de Auschwitz, pues posiblemente nació ahí.

 

Asimismo, mencionó que todos los casos de genocidio nacen de un mismo principio, “de la despersonalización de la víctima, de privarlo de su condición humana para hacerlo bien un objeto o un subhumano y así destruirlo”.

 

Se refirió al Holocausto como un fenómeno que se explica sólo a sí mismo, que no tiene antecedentes ni sucesores, que se desliga de la idea o de la circunstancia bélica y se instituye como una experiencia inexplicable, pero que es consistente en lo íntimo de su diseño y ejecución, porque es la experiencia de la superación absoluta de la identidad racial.

 

Para Jesús Daniel Ponce Vázquez, director general adjunto de Vinculación, Programas Educativos y Divulgación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, el Holocausto fue lo que generó el sistema universal de los derechos humanos.

 

En este sentido, indicó que el principal legado de Auschwitz es su escudo de contención para reclamar el principio de la dignidad humana del nunca más, del rechazo a la violencia y el uso de la fuerza del Estado para suprimir no sólo un derecho, sino a un grupo.

 

Subrayó que en una sociedad las libertades deben estar garantizadas por el principio rector de la igualdad, de la dignidad de los otros, así como estar mediadas por la tolerancia y reguladas por la ley.

 

Recordar el Holocausto no es sólo honrar a las víctimas de la barbarie, es algo que no se debe olvidar para poner límites al odio, a la intolerancia y por lo tanto esta memoria de genocidio de un pueblo, de una cultura, de una identidad, de una religión, nos obliga a utilizar instrumentos que impidan y bloquen que algo igual, o lo más cercano posible, vuelva a suceder.

 

En su oportunidad, Judit Bokser, manifestó que a través de su intervención, Daniel Ponce, invita a reflexionar que “una forma de conmemorar es también pensar qué sucede en las sociedades, en ese pasado donde debemos reconciliarnos; es decir, reconocer que hubo fuerzas intolerantes, ideas de intelectuales y actores políticos que debemos ubicar y debemos ver”.

 

Por otra parte, Bernardo Barranco, economista y sociólogo del catolicismo contemporáneo, académico de El Colegio de México, se refirió a la laicidad como instrumento que permite una convivencia entre iguales, como garantía de convivencia social de diferentes minorías que en el pasado fueron desdeñadas; la protección a las minorías está inspirada en una cultura de pluralidad que va acorde con el momento que vivimos en el mundo, donde la diversidad forma parte de nuestra cotidianidad.

 

“Es fundamental fortalecer los instrumentos que impidan que hechos tan dolorosos se vuelvan a repetir en nuestra propia esfera de actuación; en este sentido el Estado laico es un instrumento que debe tender a incrementar la libertad al generar una cultura que nos permita sopesar los límites: las libertades son irrestrictas, pero no absolutas”, apuntó.

 

El especialista consideró que los mexicanos, a 70 años del Holocausto, tenemos que sacar provecho de una experiencia traumática y referirlo con nuestra propia experiencia dolorosa: no al absolutismo, no a discursos totalitarios, no a posturas debatibles, no a expresiones que reduzcan al otro como una minoría desechable. En el fondo es una amplia discusión sobre lo que significa una cultura de diálogo, una cultura de paz y una cultura de respeto.

 

Efraim Zadoff, rabino e historiador, compartió parte de la historia al hablar de la actuación compasiva de los cónsules de diferentes países de América Latina, quienes durante esa época otorgaron visas de inmigración a muchos judíos para salir de Europa, salvando así la vida de muchos de ellos, lo cual subraya que no se ha perdido la esperanza en la bondad humana.

 

GVG

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